SURF STORIES

Nuestra sección literaria: en este espacio publicaremos cuentos, historias, anécdotas, poesías y todo tipo de texto que esté inspirado en el Surf y el Mar. Quedan formalmente invitados a enviarnos su material vía e-mail a editor@tresquillas.com.ar  para ser publicado en esta sección junto con el nombre del autor. Pueden acompañar su texto con fotos, ilustraciones etc. Esperamos sus mails!

Indice de las "Surf Stories": (para leer cada texto hacer 1 click en el Titulo correspondiente. Buena lectura!)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Título del texto (poesía, historia, anécdota, reflexión...) Autor
El Escape Máximo Dellarole
Delirios de surfista German Distel
Un Amor, un lugar Por Victoria (R.O.del Uruguay)
Mi mejor surfeada Matias Braccini
Momentos simplemente inolvidables Gervasio VD
Fin de semana largo del 12-14 de octubre 2002 Máximo Dellarole
Rumbo a Brasil Luciano
Un sueño, Un Lugar German
El Amor de mi vida Rodrigo Caballero
Cómo vas a saber Martin Bruni
Y el Olón llegó Fernando Comune
La historia de Marcos Marcos Ulla
Nunca es tarde si de surf se trata Gustavo el Pirata
poesías marinas Raul Rodriguez
Surf y sexo? Daniela Abatecola
Surf Alejandro Di Pangrazio
Cuando el surf te pega en la cabeza Ignacio Ferrari
Tarde de surf en Santa Teresita Alejandro Wodzak
La llave del surf Milton Marzoa
La mano muerta Marcos Mujica
Esta ola no se rompe Pedro Ubertone
Surfer abatido, motivo: Petroleo Jon Hernandez Rodriguez
Mi primer Swell Patricia Pandullo
La historia de José José Muñoz
Romper las cadenas César Newman Bouttier Ortiz
Mi Primer Tubo Leo Arias
El Martin Fierro surfero Patricio Amespil
Mi experiencia en Barra da Lagoa Gaston alias "el rata" de Villa del Parqu
Vá como piña Martin Gonzalez
Surfistas...quienes somos? Adri
Abstinencia de Parafina Marcos Mujica
Mi primer orgasmo con el surf Felipe Martine
La Vida es Bella! Romina Paola Vidal Zinno
Mi primera vez con el SURF Nicolás Sancho
Recuerdo de MIRAMAR Francisco Moavro
Surf and Peace Valentin Gomez Meza
 Solo un surfista sabe lo que se siente Ezequiel Martinez Varela
 Ser parte del Mar

Javier Luis María Ferrer

 

El Escape por Máximo (Argentina)

30/12/2001: Despues de una larga espera en el puerto de Buenos Aires terminamos zarpando con rumbo a Uruguay. No quedaba un pasaje sin vender, "la capacidad del barco está colmada. Por favor no ocupar asientos con bolsos" anunciaba el capitán de a bordo por los altoparlantes cada 15 minutos. Muchos nos íbamos, despacio, mientras en Buenos Aires el descontento y la violencia parecían no tener fin. Los acontecimientos de los últimos días del mes de Diciembre de 2001 nos marcaron mucho a los argentinos. Por lo menos a la gente de mi generación, que nunca había participado de manifestaciones masivas, ni visto hechos de violencia generalizados tan de cerca. (cacerolazos, caída del gobierno(?) de De La Rúa, represión y muerte en la Plaza de Mayo...)

 

Ya en medio del Río de la Plata, de la ciudad solo se veían, diminutos, algunos edificios. El sol brillaba en la cubierta, y el calor era agradable. Recién en ese momento se pudo empezar a pensar en el objetivo del viaje, en el surf, en las olas, en otra cosa. Colonia del Sacramento, Uruguay : después de 2 horas de navegación, recuperar nuestras tablas ilesas era lo primero que teníamos que hacer. Y después a luchar por nuestro equipaje. Si alguna vez creímos pertenecer al primer mundo, la idea queda definitivamente descartada en el momento de querer recuperar los bolsos y mochilas. Cientos de personas empujándose, peleando, gritando y agitando los brazos para lograr que uno de los 4 empleados del puerto uruguayo identificara y entregara el equipaje. Con calma decidimos sentarnos en el suelo y esperar. Esperar a que terminara la locura, y ya cuando quedara poca gente, buscar lo que era nuestro.

 

Dos horas de viaje nos dejaron en la terminal de ómnibus de "Tres Cruces" en la ciudad de Montevideo : la terminal de micros resultó cómoda y esta vez mas organizada. Comimos algo y embarcamos nuevamente por 2 horas mas de ómnibus hacia nuestro destino final : La Paloma.

Estar de vuelta en un lugar tan tranquilo y natural como La Paloma es reconfortante. Poder ver nuevamente los pinos verdes, los caminos de tierra y arena del bosque, y el vasto horizonte marino... se siente casi como si nunca nos hubiéramos ido.

En el primer día de surf se imponía madrugar exageradamente. 6:00 AM arriba, con la tabla bajo el brazo y de un paso rápido y ansioso caminamos los 500 metros que nos separaban de la playa. Ahí estaba el mar mostrándonos toda su magia. La suerte acompañó. Aunque el cielo se había nublado, las olas eran medianas, de alrededor de 3 pies, y el viento contribuía soplando sostenido y de tierra. Entramos sin pensarlo al agua, deslizándonos acostados sobre las tablas, y empezando a remar hacia el line-up. Segundos después, la frescura del primer patito ( duck diving) nos sacó toda duda : estábamos entrando al mar, listos para disfrutar de un día de surf...

 

Pasaron las horas, el almuerzo, y de vuelta al agua. Ya el cielo se había despejado y el sol brillaba como nunca. El día estuvo lleno de buenas maniobras, surfeamos casi solos olas de calidad. Subiendo y bajando por las paredes de agua verde, dando curvas suaves, salpicando agua salada hacia el horizonte. Observando la ola venir, acercarse, empinarse, curvarse y romper suavemente. Hasta que el sol decide ponerse y el mar se vuelve brillante, de oro anaranjado, y el cielo envía sus últimos rayos de luz.

 

 

El día había terminado pero no seria olvidado. Terminada la ultima ola, caminamos por la arena todavía tibia comentando las ultimas olas agarradas. La tabla otra vez bajo el brazo, como esa misma mañana. Ya en silencio, pensábamos en el día que había pasado. El sueño se había convertido en realidad: La Paloma nos había regalado un día de surf perfecto.

 

Para saber mas sobre La Paloma visiten nuestra sección Uruguay dentro de Surf Trips !

 

Fotos (por Mariano): De esta manera nos avisan que un día se termina en La Paloma (Uruguay). Las Tres Quillas de la tabla descansando después de un día de surf, contemplando la puesta de sol que se repite día tras día en La Paloma / 3QS de Surfari por las tranquilas rutas del Uruguay.

 

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Delirios de surfista, por German Distel, alias el Chino.

En mi rutina cotidiana
me levanto de mañana.
y voy directo a la bañera
mientras hierve la tetera.

Visto medias, zapatillas y remeras
también jeans, buzos y camperas
pues me da la sombra de los edificios
y aquí no soplan vientos alisios

Aún dormido desayuno
sin sentimiento alguno
que me anime a continuar
y no quedarme a descansar

Fuera del departamento
la gente anda apurada
todo es movimiento
no se puede no hacer nada

Jungla de cemento!
no hay arena, hay pavimento
y aunque tiene cosas bellas
no hay noches con estrellas

Distinto es en verano
cuando salgo tabla en mano,
en dirección al espigón
pa' buscarme un gran olón.

Radiante sol de Enero
Ya descalzo y sin ojotas
camino bajo el azul del cielo
escuchando a las gaviotas.

Pues yo aquí pertenezco
y a mi mismo me parezco
en esta calle sin vereda
que es la orilla mañanera.

Buenas ondas se aparecen
como el mar ha prometido
aunque de tubo ellas carecen
yo me entrego al olvido

Ya mis pelos están duros
y mi piel está salada
estos sí son días puros
esta vida es regalada!

 

 

UN AMOR, UN LUGAR... por  Victoria

A pesar de que en la vida uno tiene que contemplar el futuro y manejarse responsablemente para forjar su destino, yo tengo una máxima clara e inquebrantable que me auto repito todos los días: en la vida hay que priorizar. Así de clara la tengo, que con 20 años me tomo casi 3 meses de vacaciones en La Paloma, y ningún estudio ni relación ni cuestión externa me pueden sustraer esos meses sagrados. Porque son míos y son para vivir como realmente quiero, o sea, surfiando.

 

 

Son casi tres meses de vivir de forma pura y auténtica. De adquirir hábitos, de aprender montones de cosas, de conocerse uno y desafiar limites que se van renovando a medida que se amplia el gran espectro de horizontes. No hay día que pase en ese lugar que no agradezca la rutina de levantarme y lavarme la cara en el mar, de comer ese arroz alternado creativamente con lo que pinte cada vez, de tener una amiga que sea cómplice de todo eso y me acompañe en la rutina, de dormir en una carpa que no se llueve nunca y que, a pesar del constante contacto con los insectos del lugar, me deja respirar más hondamente el aroma de pinos y me permite escuchar el mar crujir contra la escollera. Los tambores de los domingos, la paz del atardecer, el silencio cómodo del crowd en el agua, la ropa toda ensalitrada, los locales, los cuentos, el mar que entra o el viento que rota (sobre todo si es un pampero y la aguada va a  estar verde y clásica todo el día); doy gracias a todo.

Es increíble tener días redondos, en los que podrías contagiar histéricamente la felicidad porque de verdad la estas sintiendo. O días de surfing en los que conociste más a tu tabla o a la ola, o tiraste una maniobra nueva sin planificarla. Porque estas fluyendo, gozada, porque el momento te inspira. Porque estas donde tenes que estar.

 

Lamentablemente tuve que volver a la rutina de cemento, sabiendo que de ahí en adelante todo se reduce  a fines de semana. Y me enloquecí. Y estuve 4 días que no me aguanté la cabeza, junte más plata y me auto repetí la máxima: hay prioridades. Y así fue que me volví a ir, una semana más de campamento, pero esta vez sola. Y si bien, a veces hubiera estado bueno compartir un momento en el agua o un arroz con alguien, esa semana no la cambio por nada.

 

Ni bien llegué el s.oeste se acomodó de forma tal que la aguada entro a bombear en forma consecutiva y pareja, derechas e izquierdas, calentitas y cristalinas. Saludé a la misma gente de siempre que no entendía como yo seguía “vacacionando”. Me tiré sola. No era una hora muy convencional por una cuestión de sol y almuerzo, pero se me hizo más fácil tomar una atrás de la otra, eufórica, como si hiciera 1 mes que no me tiraba. De repente, casi sin darme cuenta tomé una desde la bajada de la escuelita. Cuando la miré era una pared hermosa, esperando que la tocara, y la toqué. Cuando no la vi más, instintivamente (creo yo) pisé la tabla de forma tal que me zigzagueó una vez, y después otra, y vi más pared, y me moví de manera tal que al caerme de la ola, (y con una risa de oreja a oreja) caí que había sacado 2 batidas y mi primer floater. Y no lo podía creer.

 

Y necesitaba gritar y contárselo a mi a miga la peque, que siempre me acompaña desde que corrí una derecha o pegué los primeros rebotes. Y como no había nadie excepto los guardavidas y otros pocos “playeando” un rato entré a remar para adentro, y agarré otra, y lo mismo. Y palo fue, palo vino, corrí en una semana como antes no lo había hecho. Y agradecí más el arroz que me cociné, las noches sola en la carpa, el aguante de cabeza de mis viejos, la magia del lugar. Todo. Una semana más me hizo la diferencia.  Finalmente tuve que volver. Y esta vez iba en serio.

 

Y ahora estoy en la ciudad. Llena de moretones y cuentos. Pinchando algunas burbujas que crecieron estando en la paloma. Analizando prioridades. Sabiendo más que nunca que es ahí donde quiero estar y aunque espero conocer olas índicas, pacíficas o de otros lares igual de increíbles, es ahí donde voy a volver.

Victoria.

 

nota 3QS: Victoria nos envió una fotos muy buenas de La Paloma, pueden verlas en la sección Uruguay/La Paloma.

 

Mi mejor surfada. por Matías Braccini.

 

Hola gente surfera, que bueno que tengamos un modo de comunicarnos y expresarnos; 10 felicitado a la gente de 3quillas y otras paginas argentinas que difunden este, nuestro amado estilo de vida que elegimos vivir.

 

Como empezar la historia, ya se, digamos que empieza así… Soy biólogo marino y hace 3 años y pico que me vine a Australia para hacer el doctorado. La idea de Australia cerraba por partida doble, una, yo laburo con tiburones y acá de esos abundan, dos surfar es mi vida (en lo personal digamos, porque mi mujercita es mi otra gran pasión, y mejor que quedemos bien porque seguro leerá estas líneas ; ) ) y fuera lo que fuera hacer de mi vida, tenia que ser allá donde rompiera una ola, y en Australia de esas abundan también.

 

Irse del país, un bajón terrible, durísimo dejar a la gente querida, pero el destino es el destino y a eso no podemos rehuir. así que me vine con mi jermu, 5 valijas gigantes y una 6’4” cono sur bastante baqueteada a la que enseguida tuve que reemplazar.

 

Vivo en South Australia, en una ciudad que se llama Adelaide, la que esta dentro de un golfo que, por esas putas malas leches, tiene una isla gigante en la entrada que bloquea casi todo el swell y por la dirección predominante del swell (acá entra en general del sudoeste, derechito desde la Antartida), no entra tan seguido cerca de donde vivo así que hay que viajar un poquito (entre 70 a 300 km) para surfar algo de mejor calidad.

 

Foto: Tubazo rompiendo en West Cape (sacado a una distancia de 80-90 metros)

 

Mi historia se trata de uno de esos surf trips en busca de la ola soñada. Este verano que paso tuvo la suerte de que me visitaran desde Argentina mi hermano y hermana. Mi hermana no surfea así que vino joya para que le hiciera compañia a mi jermu en la playita (los casado/as y de novio/a con personas no surfistas sabrán entenderme muy bien; cuando después de una sesión de 4 horas salís diciendo “…la ola estaba algo floja, un poco chancha para mi gusto” a lo que la pareja enfurecida responde con una mirada sacada de “El exorcista”).

 

Mi hermano, Fede, corre con body, así que tras 3 años de surfear en soledad, la vida me regalaba otra vez esa oportunidad increíble de compartir el mar nuevamente con alguien tan importante y querido como Fede.

 

Antes de el susodicho viaje, tuvimos la suerte de que entrara un swell épico y pudimos correr una izquierda algo chupadita que rompe sobre un reef poco profundo y que tiene un take off medio jodidon. Con ese calentamiento previo de 4 días, partimos a un parque nacional que queda en la Yorke Península (dato para los amantes de geografía y los que piensan planear algún surf trip por estos pagos), a 300 km de Adelaide. Luego de 4 horitas de viaje, llegamos al parque, armamos carpas y demás implementos de camping y nos fuimos a checkear las playas.

 

El parque es bien virgen y salvaje, con canguros y demás bichos australianos dando vueltas por ahí, o sea que las playas son muy copadas y bastante aisladas de todo, lo que te da algo de cagazo al pensar en esos “hombres en el traje azul”, como le dicen los gringos a los tiburones, en especial al blanco.

 

El primer día recién se empezaba a sentir el efecto de nuevo swell que entraba pero no mucho que contar sobre eso, solo corrimos una olita que llegaba a la cintura sobre un reef break bastante tranqui.

 

Al segundo día cambiamos de playa y elegimos una mucho mas expuesta donde el swell iba a tener mas efecto. Esta playa (West Cape) solo funciona en verano por una combinación de bancos de arena, vientos y swell, así que era el momento ideal para entrarle. Ese día el swell levanto mucho, por ahí 4 pies, pero los bancos no estaban del todo bien formados así que la ola estaba entubando pero súper chupada; igual entramos, mi hermano con su body se pegaba unos lindos rollos pero yo tenia que medir muy bien la ola para no sacarme la cresta, como dicen unos amigos chilenos.

 

De todas formas, ya estábamos viviendo nuestra gran pasión, juntos de nuevo, gritando las olas del otro, viendo desde atrás del tubo como el otro corría esa dimensión sin tiempo que te hace encontrar a tu yo interno, tu esencia.

 

Al día siguiente, no momento, esa noche luego de gran fuentona de fideos con tuco nos fuimos a dormir; para que, el ruido de las olas rompiendo, traído por el viento a través del médano me hacia recordar cada ola surfada y fantasear con las olas que correríamos al día siguiente, fue imposible pegar un ojo. Ya de día, levantamos campamento para dejar todo preparado para el retorno a casa y una vez listo todo, partimos para la playa que tan bien nos recompenso el día anterior.

 

Simplemente les digo esto: agua transparente con olas de 6 a 8 pies, todos los bancos funcionando y generando unas derechas (tubulares) e izquierdas (algo mas chanchonas) de clase mundial… uaaaauuu loco, nunca la naturaleza me había regalado tremendo espectáculo. Ah, detalle, en poco mas de 2 km de playa, solo otros 2 surferos en body. La panzada que nos dimos. Primero entramos en un banco que estaba tirando unas izquierdas loquísimas, súper critico el take off, me sentía en Teahupoo o Pipeline!

 

El take off era demasiado critico para surfarla con mi tabla así que case una cámara de agua descartable y me puse a sacarle fotos a mi hermano y a estos otros dos body boarders que estaban totalmente insanos. Nunca vi a nadie encarar olas como estos dos pibes, totalmente sacados y pegando maniobras que nunca había visto. Fede estaba algo nervioso, la ola era bien critica y técnica, al mínimo error o duda, de jeta al banco, a saludar a los cangrejos, pero igual conecto unas olas poderosas.

 

después de un par de fotos no aguante mas, tenia que surfar! y nos fuimos al banco de al lado que, no tan critico, tenia un take off mas hacible (no se si invente esa palabra pero ustedes entienden). Panzada de olas gran, era un "A frame" así que pegamos tubos en la derecha y un par de maniobras en la izquierda que tenia una pared mas maniobrable.

 

La felicidad nos brotaba por los poros, incluso unos delfines se pegaron unos buenos rides también. después de 4 horas (no aguantamos mas porque había una corriente lateral matadora que te sacaba del line up, y en las condiciones de surf que habían, no podíamos dropear la ola en un lugar que no fuera el justo) salimos agotados, desbordantes de alegría y con la sensación de haber vivido algo mágico, esa conexión de espíritu entre nosotros y con el mar.

 

Fede volvió para Argentina, pero se que un nuevo swell lo va a traer otra vez y volveremos a surfar tremendas olas nuevamente.

 

Saludos para todos, respetémonos mutuamente y a la naturaleza

 

Matías Braccini (matias.braccini@adelaide.edu.au)

Foto: Los fideos de la noche...

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Mi Primer Tubo, por Leo Arias desde Sydney, Australia.

 

Les tengo que contar que el sábado 23 de Abril fuimos con mi amigo Adrián a Garie Beach (ver foto adjunta) en el Royal National Park, 60km al sur de Sydney. El lugar es muy lindo, con senderos, acantilados y playas semi desiertas.


Pero los que les quiero contar, o tratar de describir es mi experiencia surfistica de ese sábado.

Sol, +25 grados sin viento y el agua azul verdosa a 22 grados: condiciones ideales para surfear sin traje. Las olas estaban de primera, periodo largo, súper glassy y con mucho volumen. Y los bancos estaban perfectos. Producían unas olas hermosas dignas de revista. Estaban grandes y levantaban muy rápido sobre el banco de arena que venia de +/- tres metros de profundidad a un metro. así que toda esa fuerza y fricción con el fondo levantaba unas paredes gloriosas que superaban los 9 pies tranquilamente. así que voy como desesperado...

 

Bueno, el tema es que le entro a la primera y como levanta muy rápido, pierdo el equilibrio, caigo desde la cresta, pego contra el fondo de arena  y me sacude para todos lados, logrando salir con lo ultimo de aire que me quedaba en los pulmones.

 


Vuelvo para el line-up, donde solo éramos unos 7 u 8 pibes, y me siento en la tabla para recuperarme.
Dejo pasar un par de olas. Quedo medio solo en el line-up y en eso veo esta ola hermosa y perfecta que se empezaba a levantar. La mido y empiezo con a bracear a media maquina porque no quería adelantarme mucho. La agarro y no encaro derecho para abajo ya que intentar un bottom turn en esa ola era suicida por lo empinada que estaba. así que la encaro para abajo pero bien de costado, tipo a unos 45 grados. Y empiezo a bajar esta pared hermosa y transparente que se levanta muy rápido.

 

Foto: con alarma contra Tiburones incluida, y unas olas increíbles (tubos también incluidos) Garie Beach - Australia, por un argentino. Leo Arias.

 

Logro ponerme bien de costado, trimeando la sección a una velocidad impresionante, con el rail bien clavado en la pared. Y de pronto la pared se empieza a levantar mas y mas a mi lado. Y entonces la cresta (o labio: lip) empieza a cubrirme y pasar por encima de mi cabeza! NO LO PODIA CREER!!!  ESTOY EN EL TUBO!, me dije. El agua giraba y pasaba sobre mi. Parecía un sueño. Y ahí seguí, sin poder creerlo, por unos segundos mas (5 o 6, que ahora que lo revivo en mi memoria pareciera que fueron minutos!) Y cuando la sección estaba por cerrarse furiosamente, me tire hacia adelante para alejarme de la tabla lo mas posible y evitar que me pegue (o me corte otra vez)

QUE OLA POR DIOS!!!! Fue algo impresionante. Es muy difícil describir con palabras. Pero la sensación fue de total armonía con el mar, de sincronicidad perfecta, estando en el lugar y momento justos. después del nacimiento de mi hija Uma, fue el día mas intenso de mi vida.

Desde el sábado, cuando me acuesto, cierro los ojos y corro esa ola una y otra vez. Hasta quedarme dormido.
Mi jefe (que también surfea) me dijo que eso es algo que me va a acompañar el resto de mi vida.

La verdad que momentos así justifican todas esas horas de frustración de cuando empecé a surfear, 4 años y medio atrás, todas esas mañanas de frío o tormenta, donde iba a surfear para no fallarle a Adrián, todas esas veces que me di golpes, me corte, me picaron las agua vivas, casi me ahogo (dos veces) y el cagazo mortal que me agarro cuando un vez los guardavidas hicieron sonar la alarma de tiburones (que por suerte no fue nada)

En fin, quería compartirlo con Uds., mis amigos surfers que pueden entender de que les hablo.

 

Happy surfing,

Leo Arias

Momentos simplemente inolvidables...Por Gervasio VD

 

Primera tabla, primer ola...

Primer 360, primer tubo...

Primer caída, las que duelen y pensas que te ahogas.

Despertarte a las 6 am, tomar desayuno con tus amigos del surf, llegar a la playa y encontrar que los olones por los que rezaste el día anterior están ahí.

Primer, segundo, tercer, ...todos los atardeceres mientras flotas en el agua.

Quemadura solar de primer grado en la nariz.

Llegar atrás de la rompiente después de remar como un descocido, quedarte flotando hasta recuperarte y comenzar el día surfistico con una buena ola.

frío polar de Mardel en el invierno

Sentir el agua caliente de Brasil y quedarte por primera vez horas y horas en cuero sin frío.

 

Tengo miles mas, pero es suficiente. El surf es lo mas. Este soy yo con un tubito de hace unos días en Chapadmalal, va la secuencia. Gerva VD

 

 

 

Fin de semana largo del 12 al 14 de octubre 2002. por Máximo Dellarole

 

Con los primeros calores de primavera y lindos días de sol llegando a Buenos Aires , la idea de escaparse un fin de semana a Mar del Plata se hace cada vez mas fuerte. En la semana ya empezaban a cruzarse mails alentando la posibilidad de 3 días de surf. Por mas que todos nos queramos ir, no siempre es fácil juntar un plantel mínimo para poder concretar el viaje. El primer problema era la plata $...la tengo pero no se si gastarla..después también están los parciales de la facultad, que el sábado hay partido de fútbol, o de rugby, a mi novia mucho no le gusta que me vaya, el lunes llego muerto y al otro día hay que laburar temprano...y varias razones mas.

 

Pero el mar llama...y así fue como Martín (el quemero), Raúl y Maxi decidieron que irían en busca de las olas una vez mas. Después de algunas tratativas con la familia Bruni se confirmó que la Duna Week-End colorada estaba disponible y así se fijó la hora de partida para la madrugada del sábado (noche del viernes al sábado) A las 4:30 de la mañana Martín pasó a buscar a Maxi por Belgrano, después a Flopi (novia de Martín y a quien llevaríamos a un campo en el Km. 383 de la ruta 2) y finalmente a Raúl por Palermo.

Cargar las tablas en el auto es algo genial, y manejar por Av. Libertador en Buenos-Aires con las tablas sobre el techo es bastante raro...

 

 

 Como lo habíamos planeado, a las 5:00 estábamos dejando la ciudad y ya en camino a Mar del Plata. En los primeros kilómetros de ruta había algo de transito y algún que otro auto con tablas. Cuantos surfistas habrá en Buenos Aires???

 

Estar en la ruta con amigos es algo muy bueno. El auto se convierte en una suerte de diván y se tocan todos los temas...una verdadera terapia! Después de 4 horas y media de viaje, una parada para ir al baño, estirar las patas y comprar agua fresca, galletitas y caramelos, estábamos llegando a destino. Los primeros en recibirnos después de la rotonda de Av. Constitución (en el Carrefour) fueron los muchachos limpia-parabrisas apostados en los semáforos. Algunos de ellos son surfistas que aprovechan la ocasión para alzarse con algunas monedas. Al ver nuestras tablas uno de ellos nos preguntó si éramos porteños, (dijimos cobardemente que éramos de Chascomus sabiendo que los porteños no somos muy bienvenidos en casi ninguna parte...) y nos pronosticó : ``A la tarde se levanta en Horizonte´´ Dato muy valioso...

 

Al final de la Av. Constitución se asomó por primera vez el horizonte marino del Atlántico. Que buen momento, volver al mar después de tanto tiempo... Entrando a la ciudad de Mar del Plata por el Norte pudimos ver que el mar estaba muy tranquilo, verde, glass y que el viento soplaba del Noroeste. Eran las 11 de la mañana y nos esperaba nuestro primer día de surf. Decidimos que lo mejor sería buscar primero alojamiento para poder tirar todos nuestras cosas y evitar que algún amigo de lo ajeno se alzara con nuestros bolsos, como sucedió una vez en Pinamar. A los tres que viajábamos en esta ocasión nos gustaba la tranquilidad así que enfilamos hacia la zona de Punta Mogotes donde conocíamos un hotel en el que habíamos estado en Semana Santa. El hotel pertenece a una simpática y hospitalaria familia italiana : los Giuliano. Su dueño, don Vincenzo, no tenia planeado abrir el hotel, pero a pedido de sus dos nietos Nahuel (7) y Julián (9), nos terminó habilitando un cuarto con 3 camas. ``Hospédelos, nono! Deles la 11 !´´´... y así fue como nos abrieron el hotel...para nosotros! Un agradecimiento a don Vincenzo, que salió en seguida a comprarnos media-lunas para el desayuno. Un ídolo! Tiramos rápido los bolsos en el cuarto, separamos los trajes, botitas, lycra y toalla y salimos en busca de las olas.

 

El sábado 12 de Octubre de 2002 fue un día mas que de verano : 30 º de calor, sol y gente por todos lados. Terminamos en Playa Grande donde había una olita...y mucha gente. Los 3 nos encontramos con alguien conocido! una locura... Para estacionar estuvimos un buen rato.

Se pudo correr algo del lado de Biología. El agua estaba e escasos 7ºC, casi como un lago del Bariloche! o como el agua de una jarra de agua fría recién sacada de la heladera. Lo mas raro era que afuera hacia un calor insoportable. Te ponías el traje y botitas y empezabas a transpirar de calor, caían las gotas de la frente, terrible. Y al entrar al agua las manos se te ponían azules de frío a la media hora. El viento caliente del Norte era casi como un secador de pelo natural.

 

A eso de las 14:30 hs fuimos a comer al McDonalds de Playa Grande (comida de deportistas!) y después a descansar media horita al hotel.

después de una breve pero profunda siesta recordamos el consejo del limpia-vidrios y esa tarde fuimos a Horizonte. Es una de las playas mas lindas, justo atrás del Faro y del Acuario de Mar del Plata. Después de la larga bajada llegamos al estacionamiento que estaba lleno de autos con tablas. Había acá mas clima de surf y algo mas de ola. Sobre las rocas se levantaban algunas izquierditas de 1,5 metros. Mas a la derecha las olas eran un poco mas chicas pero lindas igual, y el mar estaba realmente lindo : verde botella y viento suave de tierra. Mucho mejor que Playa Grande, menos gente, entorno mas natural y todo mas tranquilo, como nos gusta a nosotros. El simple hecho de que no hubiera asfalto ni edificios a la vista era algo muy bueno. Corrimos lindas olitas por casi 2 horas, ya el sol se estaba yendo y casi no quedaba luz. Al salir del agua nos quedamos los 3 contemplando el mar, las olas, los surfistas que todavía quedaban en el agua...con una gran sonrisa en la cara y paz en el corazón. Estábamos haciendo lo que mas nos gustaba, y dábamos gracias por eso.

 

De vuelta en el hotel y después de una larga ducha de agua caliente, fuimos a comer una pizza a la calle Alem. Eran ya las 10 de la noche y estábamos extenuados de cansancio. Después de poner el despertador a las 8:30 apagamos la luz y nos dormimos profundamente.

 

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Rumbo a Brasil. por Luciano

 

Era 10 de enero, seis de la mañana....Juan (amigazo surfero) y yo estábamos haciendo el papelerío de Ezeiza.....rumbo a Brasil...DE VERDAD AL FIN LO ESTABAMOS HACIENDO....!!! Había una emoción que no se aguantaba (aunque creo que esa sensación pudo haber sido el miedo al avión...vaya uno a saber...).

 

 

 

Cuando me quise dar cuenta ya estaba aterrizando en Floripa, bondi de por medio nos encontramos con Rorro en Canas Vieiras, y ahí empezó la recorrida!! Primera playa....Praia Mole.....recomendada por Diego (turko), un gran amigo....series inmejorables, para mi la mejor playa en la que corrí muy buenas olas....luego Praia Brava....(en la que casi me ahogo...fue realmente horrible, la sensación de que no salís ni en pedo, cada vez te vas mas abajo, y no tenes la mas puta idea de para donde nadar, yo me pregunte.."donde mierda esta la superficie??"...y también.."porque carajo no tome aire??!"). En fin, como se darán cuenta safé...así que no me quedó otra que seguir el recorrido, aunque de aquí en mas con un poco de precaución...seguimos con Ingleses ya que le preguntamos a un local donde estaba quebrando, el loco prendió la radio, y escucho el informe y entre las 10.000 palabras que nos dijo en portugués le entendimos "ingleses", así que ese fue nuestro objetivo del día. Cabe destacar que ingleses tenia un agua muuuuy cristalina, y rompía muy limpio y organizado, una tras otra, derechas cortitas pero seguidas....fue un día excelente... Y bueno, llegaron los pibes que venían unos días mas tarde, Perro, Mati, Coco, y Vonca...ya estábamos todos!

 

Rumbo a Ferrugem. De mas esta decir que aquí estuvieron la mayoría de las anécdotas, muy cómicas por cierto, pero que no las entenderían porque son muy nuestras, códigos de cada uno, solo voy a contar una en el agua, ya que el surf es lo que nos interesa..."praia ferrugem, un amigo me dice..."che lu, me enseñas a surfear?" obvio que si, lo poco que se te lo puedo pasar a vos....entonces se alquilo un fun como de goma (una goma dura parecida a la pelota MAcu pero rígida...)y al agua pato (acompañados por Lucas y Fer, comienzo de una gran amistad)....De repente viene un olon, y le grito desde dos metros de distancia..." dale, vamos con esta!!", la remamos juntos y la agarra....yo, a dos metros hacia su derecha, ya venia parado mirándolo así lo podía corregir, de repente tira el movimiento de take off y ocurrió.....la tabla salio disparada en diagonal, obviamente donde estaba ubicada mi cara...caigo al agua, medio atolondrado, salgo y le digo...."Vonca, la c de tu hermana...me partiste la cara!!!" y me tira.."en serio?? ni me di cuenta....je" y tira sonrisa....en fin...Un saludo a todos, y espero que no sea la ultima vez que visite un lugar así, sol, playa, mar, y mucho surf!

Luciano

 

p.d: Fotos: praia Ferrugem, al lado del morro grande..../ los pibes en la pousada...!

 

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Un Sueño, un Lugar por Germán (el chino), de Bahía Blanca (Argentina)

Sentado en la mesa de mi departamento, entre algún ejercicio de matemática que no me salen o algún teorema que me aburre, levanto la mirada y miro por la ventana los edificios y casas del barrio Universitario de mi ciudad natal de
Bahía Blanca.

A la distancia veo el cielo con sus nubes y unos pájaros que vuelan en bandada. Llega Enero y esos pájaros se convierten en gaviotas y el viento característico de Bahía, es ahora una suave brisa marina que me acaricia el rostro y me trae perfume a sal.

Visto solo una malla, y tengo la piel bronceada y los pelos duros y salados.Y cuando bajo la mirada, ya no hay más edificios, ni apuntes de matemática, Solamente veo mis pies descalzos sobre la arena. No se escuchan autos, solo el sonido de las olas.Empiezo a caminar hacia el espigón Oeste cerca del cual agarré tantas olas con otros pocos como yo. Después del espigón vienen las dunas de arena y la playa se vuelve menos concurrida, por allá cerca de lo que era el Eslora está la casa del Cabe. Hay un viejo poniendo un tramallo y un poco más allá se pueden ver las piedras, a las cuales observo como tantas veces preguntándome si actuaran como una especie de arrecife de coral, levantando olas rápidas y tubulares.Y por último el Camping Americano el cual es casi siempre el destino final de una larga caminata en alguna mañana de cielo azul.Vuelvo a mi bajada y subo al parador Posada del Sol donde me encuentro con mis amigos. Suena música de playa.

 De repente la suave brisa marina proveniente del sur, se vuelve más fría. El viento empieza a soplar más fuerte. Se viene una sudestada. Subo media cuadra y entro a esa casa de ladrillos de dos pizos que construyó mi abuelo. Ese segundo hogar que cada vez valoro más. Adentro están mis papás, mi abuelo, y mi hermana tomando mate. Sobre la mesa hay facturas de la panadería Malvinas. "Qué sudestada que se levantó, Roberto" dice el viejo. Y yo no puedo evitar sonreír pensando en mañana, y rogando que calme el viento en la madrugada. Esa noche no salimos con la vagancia pero nos juntamos a tomar unas birras y escuchar El Remolcador en el parador. Me voy a dormir a la una y media con el sonido del viento entrando por debajo de la puerta del balcón.

 Sueño, pero cuando me despierto temprano a la mañana ya no recuerdo que soñé. El sol entra por las rendijas de las persianas, y sin abrirlas para no despertar a mi hermana miro hacia la playa. Veo el tren de ondas que está rompiendo, y estoy casi seguro que las olas están excelentes. Bajo despacio para no hacer crujir los escalones y agarro mi Camarón Brujo 6'3''. Me pongo mi O'Neill 2/3 , parafina a la tabla y salgo de mi casa. El cielo está azul, y el sol radiante, se eleva por el Este. Está fresco todavía, y camino la media cuadra hasta la playa, teniendo cuidado de no pisar ninguna piedra filosa. Hay bastante gente, ya que temprano para un adolescente como yo son las 9 de la mañana. Saludo a algunos, ya me conocen. Corro hasta la orilla, me pongo el leash en el tobillo izquierdo y entro al agua.

 Empiezo a remar hacia la rompiente y sorprendido me doy cuenta de que hay otro surfer en el agua. Está en cuero el muy loco. Me acerco y le digo "hola" y me devuelve la mirada una cara tan familiar pero tan distinta. Es un hombre de unos 50 años con pelo largo y barba rubios, y la piel curtida y bronceada por el sol y la sal. Soy yo, pero más viejo. Fue como si la sudestada hubiese doblado el tiempo en el mar y acá me encuentro yo con mi futuro. Este viejo me dice: "Soy la personificación del futuro que tu joven mente añora. Me recibí de Ingeniero en Sistemas, pero nunca ejercí, sino que seguí mi corazón y me fui de mochilero Brasil, estuve en México, volví a California, pesqué con los indígenas en Hawaii,  corrí olas en Indonesia, Australia y el continente negro.

 Y acá estoy de vuelta, en Monte Hermoso, el lugar que le da sentido a mi vida. El lugar que se grabó a fuego en mi corazón y en el tuyo, y en el de muchos otros. Aprovecha estas olas, porque nunca van a ser tan perfectas, y el cielo nunca va a ser tan azul como hoy, ni las nubes tan blancas o el agua tan cristalina. Es tuya", y fueron sus últimas palabras, ya que venía un olón. Me doy vuelta y empiezo a remar hacia la playa con todas mis fuerzas. Siento que la ola está justo detrás mío, y empiezo a elevarme. De repente me paro y la dropeo. Una pared de agua se desliza enfrente mío y solo veo un agujero de luz al final del tubo. El tiempo se avanza lentamente, y no hay sonido alguno. La luz se hace cada vez más grande, y más intensa y yo me alegro porque voy correr mi primer tubo, estoy ya casi a punto...

En ese momento abro los ojos atontado, en la habitación de mi departamento...

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EL AMOR DE MI VIDA. Por Rodrigo Caballero. (Revista MAREAS - R.O. del URUGUAY)

                 Por allá por abril del año pasado, viajé a Chile con todas las ganas de surfear La Hacienda. Me pasé diez días en Pichilemu y, si bien la época no era la mejor, pues estaba comenzando la temporada de lluvias y viento norte, agarré un swell de los buenos, el cual me permitió disfrutar de dos días enteros de tubos inolvidables en la mágica izquierda de Puertecillo.

Al mes y medio me fui a Brasil. Había visto en Internet un gigantesco swell del sur pintando de rojo la pantalla del Fnmoc y me volé para Garopaba. Bajé del ómnibus casi a medianoche, unos minutos antes de que el viento desapareciera por completo. El amanecer del día siguiente me mostró un Silveira tan grande y perfecto como nunca hubiera podido imaginar, pero la tabla más larga que había llevado era una 7’,2” y no me permitía encarar aquel tamaño. Así que agarré una Schlickmann 6’6” roundpin que me había prestado un amigo, me fui hasta Vermelha y le di masa a una izquierda soñada que se enroscaba, con dos metrazos, desde el pico hasta el canal. Surfié solito todas las que quise. A las diez de la mañana, hora en que según los carteles colgados en las vidrieras, los surfshops abrían sus puertas, salí del agua y me fui a buscar una buena gun para pegarle a la Silveira. Paré en lo del Schmith quien, tras decirme que no iba al agua pues se había lastimado un tobillo, me mostró una Força Local 8´,6” alucinante, que había sabido dropear altas bombas en la Vila bajo los pies del Fabinho Carvalho. Le entregué los doscientos reales y me fui como pedo a darle a esa derechota animal que seguía rodando clásica, con sólo tres personas en el agua, al lado del morro de Silveira. Fue el mejor día de olas brasileras que tengo en mi memoria. Una verdadera sesión de big waves a tan sólo quince horas de Montevideo.

                Cuando volví al Uruguay estuve como dos meses sin surfiar nada, pues me puse a juntar vento para irme al Perú. Los cuentos que me trajo un amigo, recién llegado de Pacasmayo, Chicama, Cabo Blanco y Máncora, me habían dejado trastornado. Encima, el loco es fotógrafo y condimentó los relatos con unas fotos capaces de enloquecer hasta al menos fisurado. Cuando tuve los pesos, me tomé el avión y me bajé en la Ciudad de Lima. Ya de pique, ligué un swell fuera de época que le dio a Señoritas y Punta Rocas de forma demente; pero demente de verdad: rodaban unas derechas mágicas, bien lisas y del color de la plata, que todavía cierro los ojos y las veo. Me acuerdo hasta del olor que había ese día en el aire. Fue un swell buenazo pero corto; apenas dio tres días de surfing, uno de los cuales me permitió volver a usar la Força Local y sentirle el poder a un Pico Alto mediano pero perfecto. Después el mar flateó y me rajé para el norte.  Si les llego a decir cómo agarré Pacasmayo, Chicama y el Cabo van a pensar que lo hago para babosearlos. Así que mejor me callo la boca, no sin antes contarles que el caño de Cabo Blanco es un expreso animal y que, para tomar una buena ola allí en un día clásico es preciso tener mucha suerte.

Casi tanta como la que tuve al encontrarme con Miles y Shawn, una pareja de amigos kiwis que estaban yéndose a Ecuador pues un swell masivo del norte le iba a pegar a Montañita dos días después. El padre de Shawn es un magnate neozelandés de las ovejas, por lo cual no tengo ni que aclarar que me llevaron con ellos sin dejarme pagar un sólo mango.

                ¡Cómo estaba Montañita, hermano! Las derechas se enroscaban por más de trescientos metros sobre una plataforma de piedra lisa generando tubos tan perfectos que era imposible pensar en meter una maniobra. Tan sólo bastaba dropear, encajarse y dejar rodar. Cuando salías del barrel, acelerabas un poco para enganchar la segunda sección y... chau, otro caño más. Y la ola tiene cuatro secciones. Cuatro secciones que, con marea baja, cada una de ellas larga un tubo increíble.

                Después de tres días surfiando altas, llamé por teléfono a mi mujer y me putió todo, así que decidí tomarme el primer avión y poner todo de mí para evitar el divorcio.

                Cuando llegué estaba hecha una fiera: gritaba y putiaba como si fuera el último día. Mientras ella descargaba todo su veneno de mamba negra contra mis oídos -ya doloridos por un palo feo que me di en Montañita- yo buscaba en mi mente la manera de decirle, sin potenciar su malhumor, que en enero, cuando a ella le correspondería la licencia, nos iríamos juntos al North Shore. Ya la había llevado dos veces pero, por supuesto, nunca la saqué más allá de Haleiwa ni más lejos que Waimea Bay. Y, a pesar de que había desarrollado una relación casi fraterna con la arena de Laniakea, pues era ese el pico que más me gustaba surfiar, ella había jurado que nunca más iría al North Shore.

                Calculo que la forma en que le conté lo del viaje no fue la más adecuada pues, en el preciso instante en que lo hice, una pastilla de Sticky Bumps de agua caliente se estrelló contra mi ceja izquierda. Me tiré al piso, me agarré la cabeza y comencé a girar y hacer bulla como los jugadores de fútbol cuando van ganando y les hacen un foul. De paso ensayé algunos gritos de dolor –no del todo fingidos- en busca de generarle un sentimiento de culpa que actuara de motor para una pronta y apasionada reconciliación.

                Pero lo único que mi cuerpo sintió fue una sentencia sólida e inamovible: “En enero, vamos a veranear en Uruguay, con nuestros amigos”. ¿Nuestros amigos? Pensé yo. ¿Esos salames novios o esposos de tus amigas que lo único que hacen es hablar de billetes, laburo y camionetas 4 x 4? Las pelotas, no voy nada. Pero me callé la boca y dije con la voz más dulce que mi garganta pudo producir: Sí, mi amor.

                El 31 de diciembre cazamos la Interbalnearia. El auto iba cargado con la sombrilla, la heladera, unos libros, las sillas de playa y un colchón de mierda para el pelotudo del novio de Vicky, que si no tiene su colchón de no sé que espuma especial no puede dormir. Encima, tampoco tenían lugar en la camioneta para llevar al sobrinito del pibe, un gordito pelirrojo e hinchapelotas que no paró, durante todo el camino, de hacer globos con el chicle, pegar mocos en la parte de atrás de mi asiento y cantar estupideces.

                En el itinerario de las vacaciones, diseñado cuidadosamente por mi esposa y “nuestros amigos” a lo largo de aburridas cenas en diferentes casas, figuraba como primera parada Punta del Este, donde pasaríamos tres días; luego nos trasladaríamos con todos los petates a la casa de mi tía en Anaconda, donde tendríamos la base para visitar La Pedrera y el Cabo Polonio.

                La reconcha de mi madre, decía yo para mis adentros mientras pensaba en Backdoor, Pupukea, Sunset y mi ola favorita: Laniakea. No podía creer que me tenía que fumar todo un enero en Uruguay con la certeza de que no iría a surfiar ni una puta ola. ¡Qué malhumor! De todas formas, cargué en el techo del auto mi Arakawa 6’,0” nuevita y pensé que, al menos, podría utilizarla para molestar al gordito pelirrojo, ofreciéndosela para luego decirle que mejor no se la prestaba porque podría lastimarse.

                Pero, como dice Jorge Ben: Deus é justo e verdadeiro. En lugar del previsible flat estival, el 2003 arrancó con olas increíbles quebrando en todos los points donde “nuestros amigos” decidieron veranear.

El primer día de las tan planeadas vacaciones, surfié clásico en El Pepe, cuyo banco moldeaba unos tubos cuadrados que me obligaron a pasar adentro del agua más de ocho horas. El segundo le di a La Garzón y el tercero repetí el plato. Altos caños los tres días.

Cuando llegó el momento de seguir viaje, levantamos campamento y nos fuimos

para La Paloma en una caravana de cuatro autos, todos comunicados por una especie de walkie-talkie que uno de los amigos de mi esposa nos había entregado para mantenernos en contacto en la carretera, el cual aprovechaba para mandar chistes de los más estúpidos en forma sistemática. Cada vez que sentía el ruido del aparato, avisando que el Juanchi llamaba, el espíritu de algún asesino serial ya fallecido se apoderaba de mi cuerpo. Finalmente llegamos.

Tendrían que haberle visto la cara a mi mujer mientras descargábamos el auto en la casa de mi tía, justo enfrente a Zanja Honda. La zurda estaba como pocas veces: dos metros, agua azul y sólo cuatro personas en el agua. Descargué el auto lo más rápido que pude y me fui a surfiar. El viento se mantuvo del noreste hasta el día siguiente, cuando paró en seco y el MDT se puso de gala.

                Al otro día pintó el picnic en la Pedrera. Fuimos derecho para la Paya del Barco, pero había un poco de viento levantando arena y todos dijeron de ir para la “otra playa”. Mi mujer miró el mar y vio como un pico lindo pero un cacho movido por el viento lateral, se enroscaba solito sobre el banco de arena. Se pensó que era una buena ola pues me lanzó una mirada en la cual pude leer claramente: cagaste, nos vamos para la otra playa. Me limité a sonreír y caminar despacio hacia el Despla, con la 6’0” bajo el brazo, la sombrilla y una sillita plegable.

Van a pensar que los estoy jodiendo, pero les juro por lo que más quiero que la Derecha del Desplayado estaba mágica: un metro y medio enroscando desde abajo del Costa Brava hasta el banco de la playa, enfrente a la última casa de la arena, el quincho ese que tiene un ventanal cósmico que da al mar y donde siempre hay varios Peugeots nuevitos parados en el fondo. Contento como un niño el seis de enero, le di, le di y le di hasta que no pude más. Recién entonces salí del agua y fui corriendo, chorreando agua salada, hasta el picnic de “nuestros amigos”. Sonriendo y sin decir una sola palabra, me comí como catorce sánguches de jamón, tomate y queso que el gordo Peter, uno de los más bobos del grupo, guardaba apiladitos en un taper azul y blanco. Me clavé media botella de Coca Cola helada y, tras eructar imitando el sonido de una rueda de auto o de una pelota de fútbol recién pinchada, me volví pal agua.

                A la mañana siguiente, la derecha seguía bombeando, pero el itinerario decía que debíamos salir, con toda la troupe, para el Cabo Polonio. Allá arrancamos nuevamente, con los chistes sonando en el walkie-talkie y el gordito ladilla cantando a los gritos. Al llegar, dejamos los autos en lo del Canario y nos subimos al  camión, no sin antes tener que bancarme al Chapas, el más cheto del grupo, protestar porque no lo dejaban entrar al Polonio con su Mitsubishi Montero. ¡Qué nabo ese Chapas! Pero bueno, la cuestión fue que, una vez que el mionca llegó a la playa, la vi. Estaba sola y desatendida; linda y radiante bajo un solazo mañanero que se reflejaba en la pared hueca. Salté del carro con la tabla abajo del brazo y les dije que, en un rato, los vería en el rancho. Pero si todavía no alquilamos -me dijo el Chapas- cómo nos vas a encontrar. El Chapas debía pensar que el Polonio era una gran ciudad, poblada de rascacielos y donde encontrar a alguien era una experiencia reservada para pocos afortunados. No le contesté, es más, ni siquiera lo miré y me fui al agua corriendo. ¡Cómo estaba eso! ¡Mi dios querido! Era una cosa de locos. Al no haber otro surfista en el agua, no percibí el tamaño hasta que estuve adentro. Recién ahí caí en la cuenta de que estaba disfrutando de una de las olas más perfectas y tubulares que agarré en toda mi vida en el Uruguay.

                Un ratito después de haberme tirado, cuando ya estaba bien acostumbrado al drop venenoso que producía el raso banco de arena, cayó mi amigo el Rapper y se metió al agua para compartir una de las mejores sesiones que tuvimos en muchos años. Era un tubo atrás del otro. En seguida cayó el Zorri, que se metió terribles ñocas y los festejamos como si fueran goles en la final del mundo. Atrás llegó el Negro que venía con el Pancho, el Jorge, el Motas y el Mere. ¡La panzada que nos dimos! Inflada me quedó la boca.

                El swell duró dos días y, tras una tarde de flat, volvió a entrar uno más grande al que le dimos hasta más no poder, durante cuatro días, en la Playa Grande de Santa Teresa.

                Y... bueno sí... hoy estoy divorciado, pero tengo unos recuerdos de olas perfectas, con mis amigos y en mi país, de los cuales cada día me enamoro más.

¡Ah! Y dentro de unos días, cuando pase el swell de Iemanjá, me las tomo para el North Shore.

Y después veré...

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Cómo vas a saber ... Por Martin BRUNI, Buenos Aires, Argentina

Como vas a saber lo que es el placer, si nunca corriste un día soleado olas de tu tamaño ideal.

Como vas a saber lo que es el cariño, si jamás acariciaste la tabla sin darte cuenta, cuando mirabas las olas antes de entrar al mar.

Como vas a saber lo que es el dolor, si jamás te cortaste todo con un coral.

Como vas a saber lo que es la poesía si jamás viste la caída del sol desde adentro del mar esperando la última ola.

Como vas a saber lo que es la humillación, si jamás un local te robo una ola perfecta.

Como vas a saber lo que es la plenitud, si jamás pegaste un tubo.

Como vas a saber lo que es el pánico, si jamás te agarro un espumón,te revolcó y pensaste que no salías nunca.

Como vas a saber lo que es morir un poco, si sabías que te alejabas de la playa por unos meses.

Como vas a saber lo que es el insomnio, si jamás te despertaste esperando que entre el swell y todavía no había amanecido.

Como vas a saber lo que es el sacrificio, si jamás remaste por una hora para poder entrar.

Como vas a saber lo que es el valor, si jamás trabajaste unos meses para poder comprarte tu tabla.  

Como vas a saber lo que es la preocupación, si jamás se te corto la pita y fuiste a buscar tu tabla a las rocas.

Como vas a saber lo que es el perdón, si jamás le dijiste “esta todo bien” al rookie que te paso por arriba.

Como vas a saber lo que es la soledad, si jamás viajaste solo para correr esas olas que siempre soñaste.

Como vas a saber lo que es la decepción, si jamás en tus vacaciones el mar estuvo flat por una semana.

Como vas a saber lo que es la amistad, si jamás surfeaste con amigos.

Como vas a saber lo que es la vida, si nunca, jamás, surfeaste...

 

Foto : Que bueno que es saber lo que se siente... Martín Bruni (el Quemero) en una linda derechita, Ferrugem´99, Brasil. Foto: Máximo.

 

 

Gran set entrando a la playa californiana de  Oceanside. El puntito negro que pueden ver debajo del pico rompiendo es un surfista...así que imaginen el tamaño de estas olas adentro del agua !

 

Foto tomada por Martín Bruni desde el auto en Septiembre de 2001, justo antes de cerrar bien todas las puertas y salir corriendo para el agua.

 

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 Y el OLON llegó...Por Fernando Comune.


Estaba ENORME y había muy pocos locales. La opción era clara: o olas de un metro y medio aproximadamente, que rompían de la piedra de Macumba para la izquierda (derechitas muy agradables realmente, aunque con bastante gente) o los olones enormes que rompían en Macumba misma (de la piedra a la derecha). Me acordaba de un relato que hace Maxi en tresquillas.com.ar porque la decisión era exactamente esa... O el olon de tu vida, o un muy buen día de surf con muchas olitas lindas...
Confieso que estaba cagado pero hace dos semanas que surfaba olas chicas a medias y me estaba sintiendo muy seguro, así que dije que ese era el día de surfar la ola de mi vida. Estaba jodido en serio, pocos nos animamos a meternos por las piedras.
éramos unos 5 osados que estábamos adentro contra la piedra/isla de Macumba un poco cubiertos de la entrada de los olones porque estaban rompiendo desprolijos, uno mas lejos, otro mas cerca entonces estaba medio peligroso, porque repito, estaba MUY grande y esas hermosas rompiendo en tu cabeza te dejaban boleado y te tenían bastante tiempo abajo del agua...

Dos veces la serie nos sacó a todos, absolutamente todos (no había patito que valiese) y volvimos a entrar por el canal. Había unos locales con sus "guns" (tablas largas que tienen para esos días) que agarraron 2 o 3 olones cada uno, la tenían atada esos tres locos. después había un viejo manero con tablón que a pesar de los años de experiencia se veía que estaba mas cagado que yo y Eu. Luego de una hora y media, SI, HORA Y MEDIA, estudiando la ola y sufriendo revolcadas de las hijas de puta que rompían antes llegó MI ola. Enorme y perfecta, el labio se levantaba y llegó monstruoso a mí, casi vertical y a un instante de romper, la remé, apoyé mis dos manos planas en la tabla (como mi amigo Machi me aconsejó y me resulta muy bueno), me paré rápidamente y mientras la bajaba en picada violenta corregí con un back que me dejó corriendo el olón mas grande, rápido y perfecto que tuve en mi vida. Cuando me empezaba a alcanzar la espuma cortaba la pared a 200km/hora (así se sentía), mirando esa pared que me acompañaba a centímetros de mi cuerpo y que parecía comerme y cuando me alejada volvía suavemente, estuve en su labio bien arriba y al límite dos veces y la bajé sucesivas veces, fue un polvo realmente. Hubo gritos de locales y todo, que potenciaban mis gritos de felicidad. Fueron los segundos de gloria en los que se plasmó toda mi humilde experiencia y aprendizaje surfístico de todos estos años. Domar esa bestia fue un verdadero orgasmo multisensorial. 
Ayer las olas de Río de Janeiro me terminaron de dar todo lo que les hubiera podido pedir.
Este recuerdo es mío y me lo llevo a la tumba como uno de los mejores recuerdos de mi vida. Por muchos años voy a recordar esa ola y no voy a poder ocultar la sonrisa que se dibuje en mi cara...

GRACIAS RIO! Abrazo muchachos...

Fernando Comune

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La historia de Marcos. por Marcos Ulla, Córdoba Capital, ARGENTINA. (recibida vía E-mail)

Hola amigos: Contarles mi historia surfeando sería algo breve, ya que solo un verano tuve la oportunidad de mi vida. Soy de Córdoba (Argentina), me llamo Marcos Ulla y de chico me llamaron la atención todos los deportes en la naturaleza, y por sobre todo en el agua. Debido a una insuficiencia cardíaca congénita no he practicado deportes de chico, pero hace un par de años que se me despertó el deportista y aventurero que llevaba adentro y de ahí en adelante no paré.

Con mis amigos hacemos Windsurf, Wakeboard y Sky acá en el famoso Lago San Roque. Pero yo necesitaba bajar una ola.

Aprovechando uno de los viajes a Brasil que realizó mi novia Belén, le encargué una tabla de surf. Me trajo una llamada Speedline de un shaper llamado Johnny B. Joddy, es un modelo brasilero y muy colorido. La pueden ver en la foto fuera del agua.

 

 

En febrero del 2002 con Belén decidimos ir a la costa (a todo esto yo todavía no conocía el mar) y elegimos como destino Villa Gesell, hicimos los bolsos, puse mi tabla en la funda y lo demás es difícil imaginar: un cordobés caminando por la calle hacia la terminal de ómnibus con una tabla de surf abajo del brazo.

Llegamos a Gesell. El contacto con el mar, el viento y la arena, juro que creí estar en mi casa, más allá de ser la primera vez que pisaba el suelo de una playa. Desde ese momento solo una cosa me empezó a rondar por la cabeza, SURFEAR. Foto: Marcos y Belen

En el balneario Windy de esa ciudad empecé un curso de surf, utilicé una tabla tamaño Funboard de un material tipo esponjoso muy copado. Era una tabla para aprender sin golpearse y sin golpear a alguien que esté nadando por ahí. Los instructores eran muy copados y al primer día que entré al mar con la tabla bajé varias olas, chiquitas, pero inolvidables. Desde ese momento no pienso en otra cosa. El Windsurf de los fines de semana no calma la sed de agua salada, y olas, olas, olas. Hasta verlas pasar sentado en la tabla en la zona del tobogán es impagable. Por cuatro días estuve surfeando y pegando olas que algunos días eran bastantes poderosas. Algunas dolían. Pero nunca se me fue la sonrisa del rostro, ni siquiera cuando salía del fondo todo dolido por haber qu

Todo esto se terminó cuando tuve que volver porque el trabajo así lo requería, la desolación de un pibe rubio (más que nunca por el agua y el sol), bronceado, con bermudas y una tabla de surf caminando hacia casa en el amanecer de una de las tantas noche hermosas de Córdoba era digno de una foto que nunca saqué. Porque no.quiero recordar el regreso, sino la partida, y todas las próximas partidas. Foto: Marcos en una linda ola de Villa Gesell, Argentina. Amigos, quiero despedirme recordando una frase de Alberto (mi instructor de surf del Windy) y me aconsejaba que en el mar, cuando me la viera fulera, cuando esté remando para cruzar la rompiente y vea una ola con una grosa espuma, abandonara el barco y me tirara al agua, abajo del agua hay tranquilidad, hay paz, porque arriba... arriba hay rock and roll amigos!!!!!!.

Saludos para todos.-

 

Marcos Silvestre Ulla

Colón 1155 Torre II 2ºB

Cordoba Capital

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Nunca es tarde si de surf se trata...por Gustavo, el Pirata (Argentina). Recibido vía E-Mail.

A los 35 años lamento muchísimo haber esperado tanto para haber aprendido a surfear. Fue en Semana Santa de este 2002. En el verano fui como siempre a Villa Gesell (Argentina) a pasar un fin de semana. Estaba el campeonato de surf y se escuchó por lo parlantes que había un señor de 65 años que estaba aprendiendo a surfear. Entonces me dije porque no me animo? Y así que fui, averigüé, y  arregle para Semana Santa. Entonces gracias a la paciencia de Leo ,Quike y los chicos de la escuela de Surf de Windy aprendí a pararme. Lo logre en la tercer espuma y ahora estoy en busca de un funboard y del neoprene para aprovechar y aprender bien ,porque como todo, sino practicas no llegas a nada.
Ahora no solo veo a los surfistas sino que también puedo entrar y disfrutar del mar mas a pleno. Si hay algo que me da fuerzas y me llena de energía es el mar. Mi viejo tiene un departamento en Villa Gesell, así que cuando acá en la jungla los problemas me superan, me subo al auto y me voy allá a sentarme en la playa a mirar el mar. Solo a mirarlo. Y vuelvo renovado. así que cuando consiga la tabla y el neoprene voy a volver mejor...

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poesías marinas, por Raúl Rodríguez (Argentina). 

Ya sea por divina suerte, o curioso azar, cual capitán que a la mar siempre a de volver, la siempre tempestuosa Mar del Plata, en su bravura una vez más me supo guardar. Y si del horizonte perdí su ojo profundo, el rumor de una nueva ola presagiaba mi destino...

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SURF y SEXO ? por “Dani’s”, Daniela Abatecola (Argentina) recibido vía e-mail

Nota de Tres Quillas Surf : el surf y el sexo parecen estar ligados de alguna manera...piensen en surfistas recorriendo cilindros húmedos con sus tablas en forma de punta, que al salir de ellos expulsando un blanco spray de espuma dejan escapar su grito de satisfacción....y tienen una completa analogía entre el surf y el sexo! Y si no están del todo convencidos lean este excelente y sugestivo texto que nos envió gentilmente Daniela vía E-Mail.

Les mando algo que escribí un día que estaba mirando el amanecer en Mar de Ajó al lado del muelle. Espero que les guste:

Después de tanto tiempo te sentí. Yo estaba parada sin hacer nada más que admirar tu belleza... sin moverme deje que te fueras acercando lentamente y cuando quise pensar ya estabas ahí.

         Me tocaste y sentí mi cuerpo estremecer, no podía decir una sola palabra. Mis sentimientos y reacciones eran una gran mezcla de nervios, de alegría... sentí que estaba tocando el cielo.

         Al rato comencé a dejarme llevar. Poco a poco y muy lentamente fui dejando de pensar y me entregue a vos. El placer que mi ser sentía a medida que ibas rozando mi cuerpo era imposible de describir.

         Recuerdo que sentía escalofríos, pero con el correr del tiempo esos escalofríos se iban convirtiendo en deseos..., los cuales me hacían sentir que éramos solamente uno, unidos. La mente y el alma se juntaban para vivir ese gran momento con pasión y pura adrenalina.

         Vos controlabas todos mis movimientos, yo me dejaba llevar e intentaba hacerlo de la mejor forma posible. El tiempo seguía pasando... el sol comenzaba a ocultarse, cada vez era más extremo y nadie nos podía separar... Haciéndolo éramos perfectos, por no decir los mejores. Estábamos conectados y todos lo notaban, pero a pesar de todo seguíamos disfrutando el momento cada vez con mayor intensidad... no podíamos parar...

         Nos rozábamos y nos tratábamos con tanta suavidad, eran puras caricias. En el fondo sabía que éramos distintos, vos tenías tanto poder, cualquiera que te vea sabe que eres imponente... se nota con solo escucharte... En cambio yo, estaba tan entregada a vos que no me daba cuenta de que sin querer me podías lastimar. Aunque en lo más profundo de mi ser sabía que no lo ibas a hacer, me estabas dando tanto placer, tanta alegría... eran momentos que sabía que no iba a poder olvidar y mucho menos cuando al otro día me diera cuenta de que me dolía todo por tanto esfuerzo físico, pero bueno... no puedo decirte otra cosa que no sea... “GRACIAS MAR”, por tantas olas perfectas... Mañana nos volvemos a ver...  

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S u r f  por Alejandro Di Pangrazio, surfista. (Argentina) 

recibida vía e-mail

 

Este deporte tan loco, va mas allá de todo, es algo que no podríamos comparar con nada.

Este hace que te enfrentes directamente con la naturaleza, y el objetivo principal es que la sepas dominar.

Estas sentado en tu tabla y ves que se acerca, te vas dando vuelta y la comenzas a mirar de reojo, con tu pecho erguido y comenzando a remar para no ser chupado, en ese preciso momento comienza esa cosquilla en el ombligo. Remas remas y remas,  luego llega el salto, si el salto, si te habrás trabado el pie y perdiste la ola para ser revolcado por el fondo.

Una vez parado comienza la mejor parte del viaje, y es ahí donde se ve el arte y la personalidad de cada uno, cada corte, cada aéreal, cada truco que hagas, cada esquivada,  y cada ola que corras será inolvidable.

Por eso digo que el surf es un deporte muy singular. Nunca te olvides que por mas que no haya una persona como rival, el mayor oponente es el océano y que cada ola que cabalgues en cualquier lugar del mundo, la disfrutes como si fuera la ultima.

 

por Alejandro Di Pangrazio (Argentina) bodhy2@hotmail.com 

El surf. El surf es mucho mas que un deporte, es pasión conectarse con la verdadera realidad, es amor y es ser uno con el océano dejando atrás las ficciones mundanas. Es magia y es volver al agua nuestro primer elemento. Desde los tiempos remotos de los antiguos polinesios o de la culturas prehispánicas de las costas peruanas, el sentimiento de cabalgar sigue inalterable. Mezcla de extraño y mágico deporte, estilo de vida, arte y expresión de la personalidad, el surf nos atrapo, dándonos a conocer muchas mas cosas que el simple hecho de deslizarnos sobre las olas. Esa sed a estar expuesto a cualquier riesgo hace que el surf sea único e incomparable. El surf es vida

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Cuando el surf te pega en la cabeza...por Ignacio Ferrari (recibido vía e-mail)

 

Hola Tres Quillas,soy porteño y surfista, pero hace 6 años tome la sabia decisión de mudarme a MDQ para curtir el mar a diario. Les mando un pequeño aporte para la pagina, es una historia real que me paso hace unos años en la Paloma (Mar del Plata), espero que les guste y que sirva para prevenir accidentes!

 

Aquel no fue un día mas de verano. Estaba en mi querida ciudad de Mar del Plata, dispuesto a disfrutar un maravilloso día de playa, practicando mi deporte favorito. Tal es así que después de cargar tabla, perro, y chica en mi adorable chatita, me diriji a las playas del sur. El sol se reflejado en el mar, y un constante viento Nor Oeste, generaban un oleaje majestuoso, y perfectamente sincronizado para correr olas. Rompían de derecha a izquierda, acariciando la tabla que se deslizaba a gran velocidad  sobre ellas. Todo parecía estar en su lugar. El sol, el mar, la playa, y mi chica en la orilla esperando que su bravío jinete bajara de la tabla, para que horas mas tarde se decidiera montar sobre ella, y la hiciera bramar cual yegua en celo. Hubiera sido un día perfecto, a no ser que el destino, en complicidad con las rocas que descansaban bajo el agua tenían reservado para mi un final distinto. Me estaban esperando. Aguardaron escondidas durante las casi tres horas que permanecí en el agua. Lo tenían todo planeado. El destino estaba de su lado, y les había informado el lugar y momento exacto en que me depositaria sobre sus rocosas manos.Estaban deseosas de sangre.Las desbordaba la ansiedad por sumar otra victima a su curriculum. Tal es así, que en varias oportunidades las vi asomarse a la superficie pero en ningún momento me sentí intimidado por ellas, ni crei que yo seria su próxima victima.

De aquí en mas los hechos se sucedieron a una velocidad inesperada para la tranquilidad del día. después de estar durante casi tres horas en el agua, y con un poco de frío, decidí por fin regresar a la costa.Espere pacientemente la ultima ola que me depositaria en la arena tibia de la orilla.A los pocos minutos la vi venir. Me puse en su camino, y cuando estuvo cerca, comencé a remar. Era una linda ola. O por lo menos parecía serlo. Imponente y elegante se diferenciaba de las demás de su serie. Lo que jamás sospeche es que se trataba del destino disfrazado. Una vez arriba de ella, me di cuenta de la trampa en la que había caído, pero todo lo que yo pudiera hacer seria en vano. Demasiado tarde para reaccinoar. Mi cuerpo estaba atrapado en una gran masa de agua. Lo que sigue es terrible. Fui arrojado con furia a las profundidades del mar. Donde me recibieron ellas. Las  malditas rocas asesinas. PIM, PUM, PAM!!. CRASH!!!!.

     Marote. Roca. Impacto. Sangre. Mucha sangre... Dolor. Estrellitas de colores. Mi vida entera proyectada en un minuto. Mas dolor. Agua. Gritos. Mareo. Confusión. Dolor intenso. Mas sangre. La orilla. Mi chica llorando. La roca riendo. El dolor creciendo en la herida húmeda . La sangre escapando del cuero cabelludo. Una toalla que se tiñe de rojo. Un largo viaje a la guardia de la clínica Colon. Paramédicos. Enfermeras. Camilla. Dolor constante. Sangre perpetua. Confusión. Material quirúrgico. Sutura. Nueve puntos. Antibióticos. Reposo. Los médicos tienen grandes esperanzas de que sobreviva. Y como se acostumbra a decir en estos casos ...

 

“Por esta vez pude contar el cuento”.

 

Aloha Tres Quillas,y buenas olas!

 

INI

 

Nota de Tres Quillas Surf : La Paloma es una de las playas del sur de Mar del Plata, una de las primeras de los acantilados y una de las mas lindas, con una vista panorámica muy buena. Las olas rompen sobre un fondo de roca lisa en el pico mayor y también hay rocas diseminadas en la zona de la rompiente. Esto hace de La Paloma una playa bastante peligrosa, hay que tener especial cuidado en no caer de cabeza o en dirección vertical ya que el fondo no está lejos y es duro... Procuren caer sobre la tabla o de manera plana.

 

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 Tarde de surf en Santa Teresita...por Andrés Alejandro Wodzak, alias El Indio

 

Que bueno que es despegar y recordar los momentos más importantes de nuestras vidas en cualquier mañana pacífica de marzo, con agua verdosa y bancos poco profundos. Enseguida el sonido mágico del golpe de la tabla con el agua y la primera brazada.
Aún es muy pronto para mojar la cabeza, seguramente en la primera inmersión tendré que sacrificar mi cabellera y salir con la cara lavada, a saludar al sol, a mirar al horizonte y disfrutar del silencio salitre.

Los pocos murmullos de la playa, que son aquellos que pertenecen a los jubilados de marzo, me resultan familiares. Es que entre ellos empieza a elongar Federico y a los cinco minutos lo tengo al lado, en línea, esperando su primera ola del día.
Y viene, una linda masa de agua verde que seguramente no pasará el metro y medio, pero que nos regalará una pared para apreciar durante los 10 segundos de corrida más fabulosos. Y lo dejo a Fede, que aún no mojó. Y la alcanza y yo lo admiro. Maniobra un buen cut y luego, desesperado, gira su cabeza para buscar mi mirada, para saber si lo ví. 

Le confirmo su inquietud y le grito: uuuuuuu,uuuuuuhhhhhhhhh. Se pone de onda Fede y vuelve por más, pero ahora voy yo. Remo, me freno y salto al vacío con un pie en el aire. Aún tengo chances de incorporarme, lo logro y me amigo nuevamente con la ola. Me queda conocer su interior, su espíritu, su esencia.
Me invita, me desafía, me adentro en el pequeño orifico que me ofrece como fantasía tropical y siento su labio en mi hombro; eso para mí es un tubo en Santa Teresita.
Tenemos toda la mañana, la tarde y la vida. Sin palabras nos entendemos y todo gira en torno al magnifico cielo celeste del hemisferio de la Costa Atlántica. foto: El Indio una mañana, 10:00 AM, clima superhúmedo, Playa Calle 31 , Santa Teresita...

Miro la hora, ¿para qué sino pienso en salir? Que el viento no rote y que empuje suavecito, que la comunidad surfera de la 27 subsista y el sol se quede para siempre. ¿qué más puedo querer? Muchas cosas, se las cuento luego, antes de que Fede me robe la ola que viene...

 

El Indio


Andrés Alejandro Wodzak

 

``Vayan mis reflexiones para todos aquellos que las vivieron y les suenan familiares , especialmente para la gente de Tres Quillas, que parecen pertenecer al clan de los vagos de la playa.  Sigamos surfeando por todos lados, aun en nuestras mentes...´´

 

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La llave del surf. por Milton Marzoa

 

Mi nombre es Milton y el de mi hermano, Adrián. En enero de 1999 fuimos juntos a Australia a buscar algo de buenas olas.

Alquilamos un coche re viejo, pero tenia su onda, era familiar, con buen lugar para nuestras tablas.Fuimos buscando distintos spots, hasta que llegamos a Kirra. Claro, con solo ver los tubos en izquierda y las derechas... había olas para todos!!! Fue un momento de felicidad tan grande... y de desesperación por no perder ni un minuto mas fuera del agua. así como tiramos el auto, nos bajamos, me cambie ahí nomás, sacamos nuestras tablas.....y a surfear, no??? Bueno, no...

Nos dimos cuenta que dejamos las llaves del auto del lado de adentro, y con las puertas ya todas trabadas.......uff, que desesperación de nuevo......olas y olas, y nosotros ahí pensando que hacer.
Lejos de nuestro hotel.....significaba pasar toda la noche ahí tirados hasta el próximo día. Llamar a la compañía de alquiler de autos? No, ya era tarde, como las 6, ya había cerrado......y entonces qe hacer?
Mi hermano dice: voy a buscar ayuda......y desaparece. Al rato aparece con un señor, claro, con tan solo verlo me dio risa. Era un tipo medio borracho, de unos 60 años, con barba y pelos largos. Tenia una remera de una taberna con un dibujo de gente cagandose a palos. Le preguntamos de donde lo había sacado........."y, de una taberna" respondió...
así que, con un destornillador que llevaba encima, una navaja, y un alambre, abrió la puerta. Imaginar que aparecería la policía, y tres tipos tironeando de una puerta.....no pasaba por nuestras mentes, solo queríamos recuperar la llave y entrarle a la serie que rompía ahí, tan cerca.......

Su nombre era Barry, y fue nuestro héroe del día. Nos contó que siempre llevaba con sigo un destornillador y una navaja, porque cuando estaba borracho, le solía pasar lo mismo con su auto.... 

Finalmente nos sacamos una foto los tres, y, a correr olas.... Cuando salimos del mar, quisimos invitarlo unas copas, pero ya no estaba en la taberna.

Quien sabe donde estará Barry ahora, solo sabemos que nunca lo vamos a olvidar......

Buenas olas!

 

Milton

Foto: (de izquierda a derecha) Adrián, Barry y Milton en Kirra (Gold Coast), Australia.

 

Nota de Tres Quillas Surf: Milton es Argentino y actualmente está en España desde donde nos envió esta anécdota. Es bastante común ´´olvidar´´las llaves dentro del auto con el apuro de entrar al agua, sobre todo si hay buenas olas rompiendo a la vista. A nuestro amigo Martín Bruni (texto 2) le pasó exactamente lo mismo en Hawaii... 

 

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La mano muerta. por Marcos Mujica (el Muji)

 

todavía no hay olas. Recién hoy caigo y me doy cuenta de que hace como dos semanas que no se escucha el mar. Bueno, mejor dicho, que no se escuchan los campanazos de las olas castigando los bancos de arena. Porque el mar siempre tiene un murmullo, como si se la pasara contando todas sus aventuras e historias.

también hace dos semanas que comenzó la Primavera y en todos estos días solo soplo viento norte. Muchos de mis amigos, ya se están quejando porque se les están suavizando los pelos ( necesitamos agua salada).

Igualmente, hoy por suerte nos encontramos y nos fuimos pasando el Faro, para La Casilla. Que lugar!!! Es una ola que cuando en el Centro esta chico, allí se levanta el doble y si Arkama esta de buen humor.. mejor!.  Es un acantilado, todo el frente y los medanos del borde están cubiertos por Uña de Gato (planta local). Esto es La Casilla.

Recuerdo que luego de mi primer viaje a Brasil, siempre iba a correr allá. Cuando teníamos plata para la nafta y no se nos rompía nada del Boogie. Como nos paso una vez con mi amigo el Chile, allá por el Pozo de Alonso. Cuando salimos del mar ( re cagados de frío) ni pensamos en cambiarnos, teníamos el cerebro atrofiado del frío y al Chile se le había muerto la mano izquierda... Era algo increíble, porque no le respondía ni un solo dedo. Fue por el zarpado frío que hacia y justo en una ola que se le cerro al final, se ve que se golpeo fuerte y... se le murió la mano.

 

Entonces cargamos todo rápido y decidí manejar yo. Para que!!  No hacemos dos metros que justo voy a poner segunda y se me queda la palanca de cambios en la mano. Noooooo!!!!. Ahí pareció haber revivido la Mano muerta porque sentí un golpe bastante duro en mi hombro. Nooooo, a 5 km del pueblo en un auto de puro caño, sin lona y con la maldita Mano muerta del Chile. Como penamos esa tarde!!!, muertos de frío, luego de una linda sesión de olas en La Casilla; con los trajes puestos; volviendo al pueblo en primera a 2km/h y por su puesto : La Mano Muerta del Chile.

 

En ese lugar mágico, con los mejores amigos y con el surf.

 

El Muji             

 

Pd: algún día me gustaría tener el placer de compartir con ustedes unas buenas olas ( sea donde sea). 

``El mar purifica el alma´´


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Esta ola no se rompe… Por Pedro Ubertone

 Cada vez que cerraba los ojos, veía una ola ­­–que era siempre distinta– formándose en un horizonte de mar calmo. La sensación era tan vívida y tan cercana, que en un primer momento me asustó.

–¿Estaré loco? –me preguntaba. 

Pese a la sorpresa que me causaba la aparición de esta imagen, tengo que reconocer que me producía una sensación bastante agradable contemplarla.

–Quedate tranquilo, no estás loco por eso. A mí a veces me pasa lo mismo. Ojo, no te hagás el vivo: dije que no estabas loco por eso, pero hay otras cosas tuyas que…

Cuando comenté esta impresión con mis amigos y compañeros de este último Ferrugem 2003, me sentí un poco más aliviado: compartíamos la misma clase de locura –y tal vez por eso nos llevamos bien–. A medida que lo fui hablando con más gente este verano, me encontré con que algunos hasta llegaban a ver olas con gente surfeándolas –no era mi caso–, después de haber estado mucho tiempo en el mar.

En este continuo formarse de la ola mental, fui descubriendo algunas semejanzas con cosas que me venían pasando con el surf (hago morey, pero para este cuento creo que es lo mismo), y con otras ideas que venía teniendo más en general. Este año, mucho más que otros, empecé a disfrutar muchísimo del momento posterior a haber pasado la rompiente. (¿Me estaré poniendo viejo, y ya me cuesta remar? –Eso puede ser, pero acá no sé si viene tan al caso: en Ferrugem es muy fácil entrar por los canales). Contemplar ese horizonte infinito de agua y cielo, siempre cambiante, me resultaba fascinante. Elegir la ola, acertar, o ser engañado por una que promete a lo lejos, y termina por achatarse más cerca de la rompiente… Descubrir una ola que parecía chiquita pero que, dentro de la pared, descubrimos que es fuerte… Pero yo hablaba de contemplar las olas, verlas formarse, mirar algunas pasar…

Empecé a sentir que ese momento casi contemplativo era tan lindo como estar en la ola –y eso que este año agarré algunas bastante buenas­–, que lo hermoso del surf –me tomo la licencia, de aquí en más, de decir surf y no body board–­ no es solamente estar arriba –o, en mi caso, acostado sobre– la ola. También me fui figurando que las olas tenían cierta identidad diferencial cuando se estaban formando, que las espumas eran mucho más parecidas todas entre sí. Comencé a pensar en que el momento en que la ola se estaba haciendo era el que teníamos para actuar: era allí cuando debíamos decidir remar en su búsqueda, o bien movernos para pasarla por arriba y evitar el golpe aplastante de la espuma. Ese momento me parece casi el de mayor decisión del surfista, o en donde habría que poner muchas pilas.

Y esto me retrotrajo, como en el vaivén de las mareas, a mi vida personal. Se me figuraba ­–y se me figura– que muchas veces pasa lo mismo con los proyectos que tenemos o nos surgen: nuestra mayor intervención se da cuando los mismos están formándose. Una vez que las cosas se encaminan, casi van solas (para bien o para mal).

– No sé si coincidirán conmigo en que uno puede hacer maniobras en la pared de la ola, pero una vez que rompió (sobre todo si la ola es muy grande), la espuma nos lleva, en un tramo, casi derecho, y ahí es bastante difícil moverse por voluntad propia.

De todas formas, yo hablaba más bien del lado de afuera de la ola. Yo pensaba en mis proyectos para este año y decía que tal vez uno puede orientar o apuntar sus cosas hacia un lugar, mover las fichas de una determinada manera, pero que el resultado de todo es imposible de asegurar. ¿Cómo estar seguro de que esa ola que se está formando no se va a achatar, si hasta los locales a veces reman mal o buscan olas finalmente poco dignas de ser surfeadas? ¿Cómo poder controlar perfectamente la tabla en la espuma de una ola de tres metros, una vez que bajamos? (Y esto de bajar se podría emparentar con la famosa frase de “bajar” nuestras ideas, deseos, o lo que imaginamos, a la realidad. ¿Quién nos asegura que se realicen tal cual lo soñamos, pese a que hicimos todo lo posible para que así fuera?).

En todo caso, creo que el mar me enseñó a tratar de dirigirme hacia una zona, no hacia un punto, a trazar bosquejos más que pinturas completas, a tomar cierto gusto por lo imprevisible: el día que haya piletas con olas –todas igualmente perfectas– por todos lados, espero poder seguir eligiendo el mar.

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 Surfer abatido, motivo : Petroleo. Por jon Hernández Rodríguez

Hola amigos de Tres Quillas! Saludos desde el norte de España.  Esta es la ola que tengo en frente de un camping al que voy desde que tengo uso de razón, a70 Km. de mi casa en Bilbao. Pues bien; me acabo de enterar que si voy estos días, que tengo libres, y quiero meterme, tendré que pagar una multa de100€. ¿la razón? El fuel-oil vertido por el Prestige, del que habréis oído hablar, que lleva dos meses esparciéndose a lo largo de las 400 millas náuticas de costa norte española. Mundaka esta a 50 Km. de mi casa, haceros a la idea de toda la gente que pilla olas por mi zona, y todos ellos estarán igual de consternados que yo. Al principio solo llegaban pequeñas bolitas con las que algunos insensatos (eso es afición) nos manchamos un poco los trajes, pero con los temporales de invierno, el viento NW ha convertido las bolitas en galletas y a día de hoy en pizzas, y alguna manchas alcanzan ya el metro de diámetro lo cual representa un gran riesgo para la salud. 

Quien quiera info sobre el norte de España , de olas, gastronomía, turismo o cualquier otra cosa no dude en escribirme a johntxo@hotmail.com  ...y ahí va la dirección de nuestro club de surf: www.buenasolas.com , con fotos de lo que era esto antes de la catástrofe...

JON, un surfer abatido...

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Mi primer Swell. Por Patricia Pandullo patosixx@yahoo.com.ar

Mes de Febrero,Mar del Plata, Playa: la "Grande", área: Biología.

Llegó un muy esperado swell a medidados de Febrero, después de unos días de mar planchadísimo y mucha calma, llegó, y ahí estaba yo, mi primer swell, ya que había empezado a surfear hacia tan solo un mes...

Se pueden imaginar olas de 2 metros (por lo menos eso decían los que saben), la "Grande" parecía la calle Florida a las 3 de la tarde, lleno de tablas, la gente no se metía al mar por el tamaño de las olas, tenían miedo, era alucinante...y ahí estaba yo, con mi tablita y mi inexperiencia, pero con todas las ganas, no me lo iba a perder.

Podía ver el arco iris formarse delante de mis ojos cuando venia remando en la ola, parecía que podía agarrarlo con solo extender mi mano, era impagable, y tuve suerte de ver un espectáculo gratuito y desde el mismo lugar "de los hechos".

A mi derecha surfeando y volando sobre la tabla, Martín Passeri, increíble. Surfee aproximadamente 1.30 hs., debo decir en mi defensa que no lo hago tan mal, me paro en tabla y me defiendo bastante bien (gracias a los consejos de Tres Quillas!). Salí extenuada y todavía tenía que caminar 35 cuadras cargando la tabla hasta mi casa (plata para bondi no había) A la noche no podía dormirme por los dolores musculares y los golpes, pero la sensación de haber estado ahí no me la saca nadie, como leí por ahí, -no intentes describir lo que sentiste ya que las palabras son muy pequeñas para algo tan grande- y es verdad la única manera de saber lo que se siente es correr tu primer ola.

Durante las noches siguientes soñaba que estaba en la cresta de esa ola con ese arco iris, voy a volver por mas.

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La historia de José. Por José Muñoz

Hola!!!! mi nombre es José, tengo 24 años y soy periodista deportivo. Conocí la página hace un tiempo y me parece muy buena. Hace 4 años que empecé con esto del surf, pero desde muy chico estoy fascinado con el mar. Mi viejo me llevaba todos los veranos a Mar del Plata y me compraba las tablitas de telgopor, y me pasaba horas en el mar. Siempre me atrajo el surf, pero los precios de las tablas de acá siempre me jugaban en contra, y además como no tenía idea de qué tabla me convenía para empezar recién pude comprármela hace cuatro años.

En el verano de 2000 me fui con dos amigos a Brasil, más específicamente a Cabecudas, que queda cerca de Camboriú, a un hotel del tío de uno de mis amigos. Como no teníamos mucha guita tuvimos que hacer el viaje en ómnibus (26 horas!!!!) y no veíamos la hora de llegar. La playa donde estábamos no tenía buenas olas, es más, era casi una pileta. Una vez volviendo de Camboriú por adentro encontramos una playa llamada Playa Brava, que tenía unas olas muy buenas para surfear, y además estaba llena de locales que surfeaban muy bien. A uno de mis amigos, Juan, también le había entrado el bichito del surf, y ni bien llegamos al hotel de su tío se paró en la puerta a esperar a que pasara algún local para comprarle la tabla. Justamente pasó uno y le compró una tropical por 30 reales (en ese momento el cambio estaba 3 a 1, así que la pagó 10 pesos!!!!). Foto: Juan Ignacio y José.

Comenzamos a practicar con su tabla, pero éramos un desastre. Mi otro amigo, Ezequiel, que ahora está en Palma de Mallorca, España, se dedica al body, y es bastante bueno, así que tenía más idea que nosotros con el tema de agarrar las olas.

En una de las tantas excursiones a Camboriú descubrí en un Surf shop una tabla usada Skip free de 6´00´ y sin dudarlo la compré. Gasté $100 entre la tabla y una funda bastante buena, con pita nueva y todo.

Pero tuvimos un problema, teníamos que volver a Cabecudas (que eran como 5 Km.) y en los colectivos no nos dejaban subir con tablas, así que volvimos caminando los 5 Km., con mis dos amigos puteándome y yo lo más feliz de la vida porque tenía mi tabla nueva.Foto : los 3 amigos Juan Ignacio, José
y Eze.

Nos pasamos casi todos los días de las vacaciones en el agua, cayéndonos más que otra cosa. Pude pararme muy poquito, pero fue el inicio de todo.

La vuelta a Bs. As. Fue de lo peor, el micro llegó dos horas tarde y después quería recuperar el tiempo en la ruta (es sabido que las rutas brasileras son de terror, con el respeto que me merecen los brasileros) y el viaje se transformó en una pesadilla. Parábamos a cualquier hora a comer, porque tenían las paradas estipuladas así. Por suerte pudimos llegar sanos y salvos (nuestras tablas también).

Hoy no tengo la posibilidad de ir en el año a surfear y la verdad es que me desanima bastante. Recién el verano pasado en Mar del Tuyú pude pararme unas cuantas veces y “surfear” algunas olas, gracias a los consejos de unos pibes que van todos los veranos allí y que tuvieron muy buena onda conmigo. No tuve la posibilidad de pedirles los teléfonos porque no los vi el último día que estuve, pero si alguno de ellos llega a leer esto que por favor se contacte conmigo.

Les agradecería que publiquen mi carta, en algún momento les voy a hacer llegar alguna foto del viaje a Brasil. Los felicito por la página y gracias por no hacerme olvidar de todo lo que el surf tiene para dar.

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Romper las Cadenas. Por Cesar Newman Bouttier

Este pensamiento lo escribe un chico que aun no monta una sola ola, y sin embargo, en sus noches, ha tenido una visión, el ver frente de él las olas que lo transportaran a momentos en que su cuerpo, alma y pensamiento, se encuentran en armonía.

Me imagino remando hacia la rompiente, abrazado por la brisa del mar y por los rayos del sol, viendo la espuma venir como los brazos abiertos de dios, para de pronto, por una luz que te desprende de todo y te hace uno solo con la creación, monto la ola.

Esa ola que me lleva a su merced, que me invita a explorarla, a sentirla, a esculpirla con mi tabla y a disfrutarla segundo a segundo, respiración a respiración, tacto a tacto, imagen a imagen.

Que bella y armoniosa es la naturaleza, que regalo tan grande tenemos... Mis días cambiaran, necesito liberarme del mundo injusto, impune, egoísta y esclavo de la materia, para que el camino que me toque labrar sea mejor para las generaciones futuras...

Playa de Todos Santos, Baja California Sur, México, prepárense para recibir a un chico mas que ha roto las cadenas.

César Newman Bouttier Ortiz.

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El Martín Fierro surfero. enviado por Patricio Amespil

Les mando un pasaje del final del Martín Fierro, un poquito modificado para ser aplicado al surfing:


"Vive el águila en su nido,
El tigre vive en su selva,
El zorro en la cueva ajena,
Y, en su destino inconstante,
Solo el surfista vive errante
Donde las olas lo llevan."

Saludos para todos los lectores de Tres Quillas! Pachu

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Mi experiencia en Barra da Lagoa, Brasil 2003 por Gastón alias El Rata

 

TODO COMENZO APROXIMADAMENTE EN OCTUBRE, BUSCANDO MAPAS CON ESTACIONES DE GAS EN ARGENTINA Y BRASIL, JUNTO A MI MUJER Y OTRA PAREJA. UNA VEZ PLANIFICADO EL VIAJE, LAS PARADAS Y TODO ESO, EL 10/01/03 PARTIMOS LOS CUATRO EN LA KANGOO PATITO, SIN SABER QUE ME ESPERABA EL MEJOR VERANO DE MIS 31 AÑOS.

 

CARGABA UNA TABLA CONOSUR PRESTADA 6.3. EL DIA 11 POR LA TARDE LLEGAMOS A BARRA, ALQUILAMOS UNA CASITA A UNA CUADRA DE LA PLAYA, AHI DESCUBRI MI PRIMER ALEGRIA. ENFRENTE VIVIA LA SUBCAMPEONA MUNDIAL DE SURF JAQUELINE SILVA. AL OTRO DIA A LAS 6:00 ESTABA EN LA PLAYA (NO HABIA PODIDO DORMIR EN TODA LA NOCHE), TROTE Y ELONGUE Y LUEGO A CORRER OLAS. DESPUES DE MUCHOS PALOS ME DI CUENTA QUE MI 1.80 METROS DE ALTURA Y 79 KILOS SOBRABAN PARA ESA TABLA. UN PROFESOR APODADO `LISO´ ME VIO Y DIJO QUE TENIA UNA TABLA DE 9 PIES IDEAL PARA MI SHAPEADA POR UN CONOCIDO SHAPER CARIOCA. ADEMAS CON LA COMPRA DE ESTA, MUY BARATA DE ONDA ME DIO UN PAR DE TRUCOS SURFEANDO JUNTITOS.

 

ESE DIA TERMINE DE ENAMORME DEL MAR DE LAS OLAS Y DE LA PLAYA. LOS 24 DIAS SIGUIENTES Y CON AMIGOS BRASILEROS QUE ME PRESENTO MI GURU LISO SURFEABAMOS DE 6 A 10 DE LA MAÑANA Y DE 7 A 9 DE LA NOCHE. LA VERDAD UNA ONDA TREMENDA CON LOS LOCALES SIEMPRE Y  CUANDO RESPETES SUS CODIGOS. UNA MAÑANA ESTABAMOS CORRIENDO OLAS Y UNA DE LOS CHICOS ANDRE ME INDICA QUE ATRAS MIO HABIA DOLFINIOS O DELFINES EN CRIOLLA, ESTABAN A 2 METROS MIOS. EN ESE MOMENTO ME EMOCIONE TANTO QUE LLORE COMO UN NENE. ASI PASARON LOS DIAS PERFECCIONANDO MI SURF SOLO EN ESA PLAYA Y NO EN OTRAS COMO JOAQUINA O LA BRAVA MEDIAS CARETONAS PARA MI ONDA TRANCA.

 

AGRADEZCO A DIOS Y A MI ESPOSA QUE ME BANCO EN TODO MOMENTO CLAVADA EN LA ORILLA VIENDOME SURFEAR, TAMBIEN A LISO, ANDRE, ALEX Y TODO LOS PIBES BRASILEROS. LE ESCRIBO ESTA NOTA EN UN MOMENTO MUY ESPECIAL PARA MI PORQUE ESTAMOS POR TRAER AL MUNDO UN O UNA SURFISTA. ESPERO ESTAR EN BARRA ESTE AÑO CON ESA PERSONITA PARA QUE VAYA CONOCIENDO ESE LUGAR INOLVIDABLE (DONDE POR AHI SE DIO SU CREACION).

 

Y AMIGOS NO SE PRIVEN DE ESTE DEPORTE QUE MAS QUE UN DEPORTE ES UN ESTILO DE VIDA...

 

PURA VIDA PARA TODOS

 

Continuacion: 2 años mas tarde....

 

BUENO AL FIN NACIO MI BEBE Y ES VARON COMO QUERIA (YO SOY GASTON EL DE LA HISTORIA DE BARRA DA LAGOA MI LUGAR EN EL MUNDO). SE ME DIO LO QUE SIEMPRE QUISE UN VARONCITO PARA VER LOS ATARDECERES JUNTOS DENTRO DEL AGUA EN ALGUNA PLAYA DE ESTE LASTIMADO PLANETA. YA DE ENTRADA CUANDO NACIO LA AGRETEADE DE LA BRUJA QUE EL VA ELEGIR EL DEPORTE, LO QUE VA HACER Y QUE ESTO Y LO OTRO. BUENO COMIENZA MI RELATO DE LAS VACACIONES EN LA VECINA URUGUAY. DONDE VAMOS DE VACACIONES PREGUNTE YO YA INDUCIENDOLA A ALGUNA PLAYA BRASILERA O NO TAN CARETA DE URUGUAY O DE ACA. Y LA BRUJA DIJO PUNTA DEL ESTE MI VIEJA CUMPLE AÑOS Y QUIERO QUE ESTE LUCAS (MI HIJO DESDE AHORA REHEN DE MI MUJER), BUENO DIJE CON EL FRIO CORRIENDO EN MI ESPALDA  Y POR ADENTRO PENSE LA PUTA QUE LO PARIO ESE LUGAR CARETA DEL ORTO DONDE LOS BOLUDOS LLEVAN LA TABLA  Y LA CLAVAN EN LA ARENA PARA LEVANTARSE MINAS SIN CEREBRO. BUEN IGUALMENTE MI PLAN B ERA LA PALOMA O PIRIAPOLIS CON LA EXCUSA DEL PRESUPUESTO Y LA TRANQUILIDAD DE LUCAS DE 10 MESES DE EDAD. IGUALMENTE LE PUSE PILAS Y EL 27/12 CARGUE LA CHANCHA 9.0 EN LA BERLINGO Y PARTIMOS DE MADRUGA  POR TIERRA HACIA LA BANDA ORIENTAL. DESPUES DEL MEDIODIA LLEGAMOS A PUNTA DEL ESTE AL DEPTO CARETA DEL NOVIO DE MI SUEGRA QUE COMO VIO INVADIDA SU INTIMIDAD NOS ALQUILO UN HOTEL DE MIERDA EN MALDONADO A 90 CUADRAS DE LA PLAYA. DIJE BUENO DISFRUTA DE TU HIJO Y TU TABLA Y LE PUSE PILAS. A LA MAÑANA SIGUIENTE DIJE BUENO VAMO A LA OLLA (SOÑE CON OLAS TODA LA NOCHE NO SURFIABA HACIA UN AÑO MAS O MENOS), LLEGAMOS ARME EL CAMPAMENTO Y AL AGUA CON LA CARA DE CULO DE LA BRUJA COMO ULTIMA IMAGEN. ME COSTO AUNQUE HICE NATACION DE OCTUBRE EN ADELANTE PERO ERA TEMPRANO NO ESTABA LA ESCUELITA EN EL AGUA Y NO HABIA GENTE REFRESCANDO LAS BOLAS TAMPOCO, Y VOLVI A SENTIR LA ADRENALINA DE MAS MAS OLAS SI ME CAIA ME VOY CON UNA BUENA DECIA Y SI AGARRABA UNA BUENA DECIA QUIERO OTRA. BUENO DESPUES DE FIN DE AÑO PUNTA DEL ESTE SE LLENO Y GRACIAS AL DIOS NEPTUNO CONVENCI A MI MUJER DE IR A LAS AFUERAS DE PIRIAPOLIS UNAS CABAÑAS EN UNA PLAYA LLAMADA PUNTA NEGRA DONDE ENTRABA UN SVELITO QUE  A VECES ERA RADICAL (UN SURFISTA QUEDO HEMIPLEJICO) Y LA MAYORIA ERA TRANQUILO Y LINDO PARA UN INICIANTE EN ESTO COMO YO (3ER TEMPORADA). NOS INSTALAMOS EN LAS CABAÑAS A DOS PASOS DE LA PLAYA Y ESPERE AL OTRO DIA PARA ENTRAR A CORRER UNAS OLITAS DE UN METRO EN UN BANCO DE ARENA QUE SE FORMO EN LA PUNTO DERECHA DE LA PLAYA (YA LO HABIA AVERIGUADO CHATEANDO CON SURFERS URUGUAYOS). ME LEVANTO CON LA HORA MARCADA POR LUCAS (7 DE LA MAÑANA) DESAYUNO ENFILO A LA VENTANA Y LAS OLAS NO ESTABAN ERA EL RIO LUJAN NADA MUERTO TRANQUILO Y SERENO BANDERA VERDE PAPA ME QUERIA SUICIDAR COMO ENGAÑO AHORA A LA BRUJA PARA IR A PLAYA DE LOS CANGREJOS (DONDE UN ARROYO Y EL MAR SE JUNTAN Y ES TRANQUILO PARA EL BEBE Y YO PUEDO SURFIAR TRANQUILO), Y TIRE LA LECHE EN POLVO DEL BEBE QUE SOLO VENDIAN EN LA TIENDA INGLESA (SUPER CARETON DE PUNTO) Y ASI UNA SEMANA SIN OLAS EN PUNTA COLORADA Y ASI LAS EXCUSAS TODOS LO DIAS PARA IR A PUNTA EN EL MEDIO CHARLAS CON LOS PIBES LOCALES (MUY AMISTOSOS COMO NUNCA CONOCI) QUE YA ERAMOS EXPERTO MAREOLOS Y EOLOGOS DE CUANDO VENIAN LAS OLAS, QUE LA TORMENTA QUE VIENES, QUE EL TEMPORAL DEL JUEVES Y OTRAS GILADAS. YA EN LA ULTIMA SEMANA UN DIA DESPERTE A LAS 5 DE LA MAÑANA COMO UN PREMONICION DEL DESTINO MIRE POR EL VENTANAL Y UN DERECHA DE MEDIO METRO SE HABIA INSTALADO FRENTE A LAS CABAÑAS QUE EN GENERAL NO HAY OLAS AUTOMATICAMENTE Y YA DE DIA SAQUE LA CHANCHA Y SURFIE 3 HORAS SEGUIDAS HASTA NO PODER REMAR MAS VOLVI COMI HICE DORMIR LA SIESTA AL ENANO Y VOLVI AL MAR. COMENCE A HACERME AMIGO DE LOS LOCALES Y TERMINABAMOS VIENDO AL SOL APAGAR SU FURIA CONTRA EL AGUA DEL MAR (IMPAGABLE) SOLO DESEANDO EN ESE MOMENTO QUE MI HIJO CREZCA DE GOLPE 8 AÑOS Y QUE ESTUVIERA A MI LADO. ESE ES MI DESEO COMO EL DE MUCHOS DE  USTEDES CAMBIO AÑOS  DE ESTE PERRA VIDA POR QUE DIOS NEPTUNO O QUIEN SEA ME DEJE SURFIAR CON MI HIJO EN CUALQUIER PLAYA PERDIDA DEL PLANETA ESE ES MI DESEO QUE DE SOLO PENSARLO ME HACE LLORAR. BUENOS PARA TERMINAR AMIGOS LES DIGO QUE EL SURF SE VIVE, SE AMA, SE SIENTE, SE  SUFRE Y SE DISFRUTA Y QUE NUNCA NADIE LES IMPIDE CORRER UNA OLA O PELOTUDEAR ADENTRO DEL MAR. ES LO MAS SURF Y MI  HIJO SURFER Y SALUD Y BUENAS OLAS PARA TODOS. 

 

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VA COMO PIÑA. por Martin Gonzalez

 

OLASSSSSSSSSS Tres Quillas !  Acá les mando mi historia:

Un dia de sol, Surf a pleno en LA SERENA - Mar del Plata (Argentina).  Eramos 6 en el agua: Pato, P.G, Ponja, Ari, Rodri (el Negro) y Yo...

Era el mejor dia de surf de lejos... todo el dia en el agua del calor...Eran como las 8 de la noche y seguiamos en el agua, cosa que casi nunca pasa. Rodri, o sea, el Negro, se caracteriza por su gran masa corporal y torpeza. Se va corriendo una ola para un sector de piedras, sigue la ola y se tira como Superman en el final... SALIO DEL AGUA DICIENDO: LOCO! QUE CALOR QUE HACE!!! NOSOTROS, TODOS BLANCOS DEL SUSTO, PORQUE EL NEGRO ESTABA CALUROSO PERO DE LA SANGRE QUE LE SALIA DE LA FRENTE... SE LA HABIA PEGADO FEO CONTRA EL FONDO! SE REFREGABA LA CARA Y SEGUIA DICIENDO: QUE CALOR! NO SE SOPORTA ! Lo que el sentía era el calor de su sangre por toda su cabeza... HASTA QUE EL NEGRO SE VIO LA MANO LLENA DE SANGRE, COMO CHOCOLATE, Y SE DESMAYO...

AHORA NOS REIMOS PERO EL MOMENTO FUE DESAGRADABLE... IMAGINENSE 5 VAGOS LLEVANDO EL CUERPO DE UN NEGRO GRANDOTE LLENO DE SANGRE en LA CABEZA...

 

SALUDOS, MARTIN.

 

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Surfistas...quienes somos? por Adri

" Somos los que buscamos rondar solos, pero  siempre de la mano del mar, nunca lejos de ella y a la vez escapando de la esclavitud cotidiana.... me gusta la tranquilidad del alma, el hecho de visitar el mar y respirar un poco de soledad....mientras observas las olas romper  y parpadeas los ojos en cámara lenta.....yo , soledad y rebeldía tenemos una cita con las olas... buscando paz  en este mundo ya artificial....  cada vez que me levante sentiré tu aura en mi y disfrutaré como si fuera la última...."

Pura vida!!!!!  Hace tiempo  que surfeo aquí en mi país Costa Rica, es el paraíso y con las mejores olas! Un gran saludo a Tres Quillas!

Adri.

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Abstinencia de Parafina. Por  Marcos Mujica

Cuantas noches como esta sucedieron tiempo atras. Siempre asi. En espera. Solo son asi cuando no hay olas. En este lugar que no todos conocen, que hasta hace unos pocos años ni siquiera figuraba en el mapa. Solo se podia observar el arroyo desembocando ahi nomas, en el mar. Fue justo alli, en esa angosta desembocadura, donde sin querer por capricho del arroyo y venganza del mar nacio "La Isla" .  Nosotros creemos que su nacimiento se debio a toda esa arena que removieron los dos, en esa guerra que solo ARKAMA presencio. Asi fue, que se creo. Y para todos fue bueno, porque el mar nos dejó, por un mes, uno de los mejores picos que se pueden formar. Tirando olas perfectas, de esas que dos surfistas pueden correr a la vez. Esa onda que rompe en punta y habre hacia la derecha y para la izquierda.  No solo nosotros estabamos bien, tambien los viejos pescadores, que por las noches llegaban a sus casas con el pescado fresco y agradecian al mar y al arroyo, por haberse unido para siempre en ese majestuoso ESTUARIO.

  Ese mes fue uno de tantos otros " viajes" hacia el surf.  Hacia la entrada total al Oceano y tu interior (tu alma). Fue uno de los "viajes" que te llevan al tan solo " Surf Mistico" ; que no es necesario especificar o como yo digo: no pases a palabras que no significan nada, una historia que es tu vida y que tan solo en este momento estas viviendo.  Quizas no entendieron nada de nada, pero son los efectos secundarios del  S.A.P.C.O. " Sindrome de Abstinencia a la Parafina en tus pies y las Cristalinas Olas".
    En este preciso momento, mis manos ya no tiemblan. Por que digo esto?  Porque estoy en mi habitacion y estoy escuchando las olas. Me parece que el poco viento del Sud Oeste...(si!!!!! escuchenlo...shhhhh esta grujiendo) Si, estoy seguro de que alla afuera, en este momento hay una onda, que se esta levantando cada vez mas, mas y mas. Se dio vuelta el viento, ahora esta del norte, perfecto, le pega en la panza y la levanta medio metro mas. Mañana solo es cuestion de reunirnos a la salida del laburo, hacer una vaquita pa! la nafta y si no directo a "Samoa" o caminamos unos minutos hasta " Cazadores" donde no hay canales...
       Se bien que en este instante el ruido del Oceano esta haciendo que tus sueños sean mas profundos y algunos de nosotros ni bien nos levantemos, nos fijaremos por la ventana y otros se fijaran de que lado esta el viento y una vez mas estaremos ahi, lejos del ruido y cerca del mar.
  Pequeña descarga...

 Mi mejor buena onda a todos y un gran abrazo a todos mis amigos: a todos los surfers que una vez o que todavia comparten el mar junto a mi. Hasta los que ya no corren por motivos mundanales, a mis amigos y surfers: CHILE, NICO, PARAFINA, TONGA, SEBA, PABLO, MATU, BODOKE, PAME, ADRIEL, PEDRO, SCREM, EL LOBO (QUE EN ESTE MOMENTO ESTA CORRIENTO EN SUMATRA!!!), PATO, FLIPPER, NACHO, CHECHO, MARCOS, JAVO, POLO, FOCHA, MARCELINHO (DE PRAIA DO ROSA JUNTO CON FEDERICO Y TODOS LOS MISIONEROS SURFERS) ESPERO NO HABERME OLVIDADO DE NADIE, a todo Matadeiro y Praia do Rosa

EL MAR TE PURIFICA EL ALMA      

Marcos Mujica  CLAROMECO

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Mi primer orgasmo con el surf. por Felipe

La primer semana de total surf de mi vida la tuve aqui en Costa Rica, paraiso del surf, y la comparti con mis amigos Jeje (El Gordo), Jose, Gerard y Carlos (El Ena). La primer noche que estuvimos en la playa la tuvimos que dedicar a armar las tiendas en la hermosa playa Hermosa, cerca de Jaco. Al amanecer del martes fuimos a probar las olas, esperando que el mar no regalara una buena sesion de surf. Las olas ese dia fueron un poco flojas y no pudimos disfrutar la bella emocion que el surf nos otorga. Al atardecer nos empezamos a pegar la buena fiesta y Gerard fue el primer en quedar ebrio, despues El Ena que vomito hasta por la nariz y casi apaga la fogata. Gordo, Jose y yo quedamos sobrios para tomar fotos y burlarnos de los demas.
          El miercoles el padre Oceano nos regalo unos grandes olas hermosas donde pudimos practicar el surf hasta quedar agotados. Las olas llegaban a medir hasta 3 o 4 metros. Fue el mejor swell que tuvimos durante toda la semana. Esa noche estabamos tan agotados que nos fuimos a dormir todos a las 11 de la noche. El jueves apenas amanecio empiezo la lluvia y tuvimos que posponer el sol y dedicarnos a conocer el pueblo. Ese dia conocimos a nuestras parejas de la semana. Aparecieron en nuestra historia las titas Fabiana, Juli, Kailany, Rocio y Kiara. Las chicas venian de vacaciones a la casa de playa de Rocio. Juli, Fabiana y Kailany venian de Argentina y Kiara estaba viviendo aca con Rocio. La noche del jueves nos dedicamos a conocernos todos. YO me dedique totalmente a conocer a Kailany. Esa chica era grande en el surf, cuando lo practicaba era una sola junto al mar. El viernes me levante muy temprano para una sesion de surf con Kailany. Ese dia nos dimos la mejor fiesta con el mar, las olas que montabamos las dominabamos totalmente y no tocamos nunca fondo. El sabado nos dio el Gordo el susto de la semana cuando el imbecil se fue de jupa contra una roca.
Lo tuvimos que llevar al curandero porque ahi no habia hospital. Lo vendaron por dos semanas y no pudo surfear durante el resto de las vacaciones. La fiesta que nos dimos esa noche fue remomerable pues me hice uno con el amor de mi vida, el mar y yo le dimos placer a Kailany. El domingo, nuestra ultima sesion de surf en esa playa fue aburrida pues las olas no llegaban ni al metro, asi que dejamos el surf y nos fuimos de fiesta todo el dia hasta quedar obsisos tirados todos en la playa. El lunes en la mañana nos marchamos y nos despedimos de las titas. Nos marchamos a Avellanas donde nos encontrariamos mas tarde con las titas de nuevo, pero eso sera otra historia mas tarde.
      Hasta aqui se las dejo, espero que disfruten sus olas y no dejen que las aguas malas les irriten sus genitales pues eso duele (experiencia propia).

Buenas mareas y buenos tubos les deseo a todos! 

Aloha, Felipe M.(Titi)

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 La Vida es Bella! por Romina Paola Vidal Zinno, Capital Federal, Argentina

 

Después de encontrar esta página de pura casualidad en un ataque de nostalgia espantoso por el mar, me puse a leer las historias y se me dio por escribir a mí. De hecho soy menos que una principiante, apenas puedo quedar parada un segundo en la tabla. No sé hablar el idioma de los surfers ni tengo grandes anécdotas de viajes por el paraíso. Pero creo que todos los que hoy en día hacen surf sintieron lo mismo desde el primer día en que se metieron al mar o los llevó una ola, hasta hoy. Así que, ya que no tengo experiencias, me arriesgo a describir mis sensaciones:

 

Decidí probar este deporte por una casualidad, me gustaba Keanu Reeves y ví Point Break. Siempre me volqué al plano intelectual y nunca me habían atraído los deportes, sin embargo decidí probar el tan alabado surf. De alguna manera sabía que me iba a gustar.

Así que le pedí prestada su tabla y su traje a mi primo, y en semana santa me mandé con mi familia para Santa Teresita, porque a ellos no les gusta Mardel. No me importaba de todas formas. Los primeros días no me metí al mar porque estaba con un resfriado terrible. Averigüé si alguien me podía enseñar, y todos que sí, que esto que lo otro. Hasta que por fin di con un tal Fernando que tenía un surf shop. Me dio una mini clase teórica y esa misma tarde nos metimos en el agua. La tabla de mi primo tenía unos 7’ aprox. pero con punta, para esos tsunamis de Maui a los que él acostumbraba ir. No servía mucho pero igual traté. Me metí al agua y empecé a remar. Me costaba muchísimo porque no tenía fuerza en los brazos, pero le dí. Fernando me cedió un rato su Funboard para que me resultara más fácil y aunque me costaba mucho remar en esa tabla, me sentía más segura.

Mi vida empezó ... cuando Fernando me gritó que remara porque venía una ola. Así que empecé a darle desesperadamente y, más bien por la tabla y no por el remo, agarré la ola.

No tuve tiempo de pensar, no tuve tiempo de ver, ni siquiera pude pararme, pero la ola me llevó...unos segundos...nada más. Pero todavía no me olvidó. Fue sencillamente increíble, la manera en que sentía como que volaba, sentir el agua y la espuma salpicándome, ver el sol reflejado en mis piernitas temblorosas. Mi mente totalmente apagada y sentir toda la libertad del mundo corriendo a torrentes en mis venas. Adrenalina, ansiedad, velocidad, y una euforia salvaje que me hizo gritar desde el fondo de mi corazón. La ola pasó, era muy chiquita para taparme. Pero me acuerdo que estaba riéndome a carcajadas, parecía histérica. Era increíble. Tantas cosas pasaron por mi mente en ese momento, todos mi años de autorepresión y nunca me había dado cuenta que llevaba la libertad en el alma. Por primera vez en mi vida había alcanzado la felicidad, la euforia...la libertad. Me reí a carcajadas hasta que Fernando se acercó a preguntarme qué me había parecido. Y cuando traté de hablarle no pude! Sentía como si algo estuviera empujándome desde adentro de la piel y la garganta, y grité otra vez para descargarlo. En toda esa tarde no se me borró la sonrisa. Las siguientes veces ya me traté de concentrar un poco más en pararme y en agarrar la ola, pero siempre que agarraba una, ahí estaba, la misma sensación, empujándome desde adentro, como si mi corazón estuviera a punto de explotar. Me hubiera quedado, pero Fernando ya tenía frío y salimos (ahora que lo pienso cómo habré hecho para sobrevivir yo si en ese momento tenía un traje corto!). Esa fue mi primer tarde de surf.

Volví a mi casa, cené, y alrededor de la medianoche me escapé de la cama y me fuí a la playa. Me senté en la arena y me puse a pensar en todo lo que me había pasado esa tarde, y en toda mi vida. Me acordé cuando era chiquitita, (siempre tuve la suerte de pasear por el mar), que me encantaba dejarme revolear por el espumón. Y que siempre terminaba en la orilla muriédome de risa, y volvía a entrar. Me acordaba de que todas las noches le pedía a mi papá que me llevara a pasear a la playa, y cómo me fascinaba ver la puesta de sol en el mar. Mi sangre siempre había sido de agua salada y nunca me había dado cuenta de ese amor nato que tenía por el mar! Recordé la libertad que había sentido esa tarde, que no la había sentido nunca y me di cuenta que me había marcado para siempre, que mi vida nunca volvería a ser igual. Me di cuenta que estaba enamorada, y que el amor me duraría para siempre. Me levanté y metí los pies en la orilla. La espuma helada me hizo sentir cosquillitas en todo el cuerpo y otra vez esa sensación que me empujaba desde adentro. Sin darme cuenta estaba corriendo a una velocidad impresionante por la playa, gritándome y riéndome. Me caí en el agua y rodé y me seguí riendo. No podía creer que en esta Tierra que siempre había despreciado pudiera existir algo tan maravilloso.

Me seguí metiendo en el agua los días sucesivos, hubiera olas o no. Me metía para practicar, o para familiarizarme, o solamente porque amaba estar ahí. Me quedaba al menos 4 horas por día, porque o podía dejarlo, y cuando los brazos entumecidos me exigían que saliera, miraba a la orilla y simplemente no podía, me daba media vuelta y seguía remando mar adentro.

Porque sentía que ese mar al que tanto terror me habían infundido mis padres, era un amigo que me cuidaba, y que a veces me llevaba suavecito, y que a veces me revoleaba por todos lados, no para lastimarme, sino para hacerme reír. Y nunca me sentí tan segura como ahí adentro. Me acordé de cómo ningún surfer podía describir el sentimiento, el sentimiento de estar ahí, en tu hogar, en el único lugar en el que podés estar, tu propio paraíso.

El último día me metí en medio de una tormenta. Lluvia, olas desastrosas que se desarmaban solas, demasiado revuelto, y encima estaba sola. Una locura para una principiante, pero era el último día de mar y no me lo iba a perder. No sabía filtrar, así que me comía todos los espumones, y eran espumones de tormenta, así que imagínense. Tardé DOS HORAS en llegar a la rompiente, para que en medio segundo un olón me arrastrara de nuevo afuera. Seguí remando una hora más, pero cuando vi que ya se ponía peligroso para mí, salí. “Qué animalada meterme” dije “seguramente lo volvería a hacer”

La última mañana me levanté a las 5 y me fui al mar en pijama y todo. Había lindas olas y me sentí tentada a meterme, pero había que partir y se me metía no me sacaban ni drenando la playa. A las 5 de la mañana con 3 grados de frío, me metí con mi pijama, mi campera y mi corazón hasta que el agua me llegó a la cintura, me quedé quietita ahí mirando el agua agitándose, las olas rompiendo salvajemente y sintiendo la espuma acariciándome, las olas atrayéndome otra vez adonde estaba dejando mi alma y las lágrimas escurriéndose en mis mejillas “te dejo, te voy a extrañar, pero muy pronto volveré”

Me arrancaron el corazón cuando el horizonte azul se perdió de vista. Pero me llevaba un tesoro increíble.

Es algo tan profundo, se te mete en las venas y nunca más lo podés sacar, te hacés adicto y cada vez te querés hacer más y más adicto, es la sensación máxima, la felicidad completa, te llena el alma y te desborda. En esos momentos, no pensás, se te anula la mente, sos totalmente libre, no hay barreras físicas, ni mentales ni ideológicas, no hay mundo no hay nada, solamente vos y la libertad. Y es tan maravilloso, no solamente mientras estás en el agua, sino también después. A mí me cambió totalmente, incrementó muchísimo mi autoestima y además me hizo darme cuanta de una cosa muy elementeal, tan elemental que nunca había reparado en ella: ESTOY VIVA, Y LA VIDA ES SENCILLAMENTE HERMOSA! Y esto no es solo palabrerío, lo sentís adentro tuyo como una pulsión elemental... alucinante...

Desde entonces miro el mundo de otra manera, aunque parezca estúpidamente romántico: Me tiro horas a mirar el cielo estrellado, miro las flores, los árboles, todas las cosas y todo me parece tan hermoso.

Toda esa inmensidad y ese poder arrastrándome, y yo que soy una cosita tan chiquitita.

Hace poco me compré una Becker 6’3’’ x 2 ½  en San Clemente y la llamé Clementina (hehe).

Nunca la guardo, siempre está ahí, paradita y azul, como mi alma, haciéndome compañía y a veces hasta me da por probarla, todavía tiene gusto a sal!!!

 

Romina Paola Vidal Zinno, Capital Federal, Argentina

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Ser Parte del Mar, por Javier Luis María Ferrer

 

Este texto tiene el fin de mostrar lo que vemos muchos de los que practicamos Surf/Body. Son aquellos pensamientos que se proyectan al estar frente al mar o en la espera De una ola o dentro de la misma.

Así es nuestra vida! Espero que lo disfruten

 

Hoy estoy acompañado por tu brisa,

Pero me siento fuera de mí.

Es mí ser que renació al tomar cada ola

Y no se donde va ir.

 

Será que no hay seguridad,

Ni sabemos el destino.

Por eso, en un segundo!

Busco y siento la felicidad dentro de mí.

 

Ahí!, es donde me doy cuenta que mi cuerpo fue prestado

Y no me puedo ver reflejado en él.

Solo siento la fuerza y mi espitiru flotar, por la brisa del mar.

 

Será que ya no me importa lo externo!

Mi tabla desaparece y me siento parte del mar.

Tengo mas ganas de repetirlo y de volver a sentir.

Por lo cual, es que te vuelvo a tomar una y otra vez

Aunque me golpees.

 

Por que se, que lo importante es vivir sin perseguir

No pretendo la ola perfecta,

Pero se, que Yo la puedo imaginar y así seguir buscándola

O formarla con el conjunto de sensaciones,

De cada una de las que corrimos y queremos encontrar

 

La vida es una sola y el tiempo nuestra escuela

Vas corriendo olas acompañado, pero algunos se van

Y ese es el significado que te dan

Tenes que luchar por tomar otra, en otro lugar o de otra forma.

 

Te dejan experiencias y momentos que nadie podrá borrar

Pero cuando vuelves a tomar velocidad, al bajar por la ola

Gritas!!! al sentir la libertad y así todo se renueva

Volvemos a entender que seguimos juntos como siempre

 

El mar nos deja y nos da la oportunidad de volver a intentar

Pero es nuestra elección y cuando retomamos

Renace ese sentimiento

 

Atte.

 

Javier Luis María Ferrer – Argentina – Cap. Fed.

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Recuerdo de MIRAMAR: Mi ingreso en el mundo del Surf.por Francisco Moavro

Recuerdo que en una de las muchas temporadas que fui a Miramar iba caminando con mi vieja por la peatonal.  Tenia en ese entonces solo 6 años cuando vi una alargada tabla que terminaba en punta. Me impresiono mucho ya que a su lado vi una foto con un hombre parado en una tabla (logicamente se trataba de un surf-shop) Como pasé mi infancia parado en mi tablita de tergopol  inmediatamente me la quise llevar. Mi vieja me prometio que la proxima temporada me compraria una.
Ese verano me la pase observando, analizando, admirando... a los surfers que siempre veia desde la escollera.

   "Como lo prometido es deuda'' (como decian los hermano de mdq que para mi era el mejor programa de la tv con los simuladores ) esa temporada mi vieja me compro la tabla y desde los 7 años hasta los actuales 14 no paro de surfear.

Lo uncio malo es que en invierno tengo unas ganas terribles de irme a surfear.... sobre todo teniendo en mente que
en este trimestre tengo que levantar matematica, geografia y  biologia.

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"• ..Surf & Peace..!¡" por Valentin Gomez Meza

Cuando el Hombre comprenda a la Naturaleza, se habrá conocido a sí mismo, sintiendo Paz en su corazón y Armonía en su mente. Cuando estoy en la playa solo, en pleno contacto con la naturaleza, me sé encontrar a mi mismo. Una vez en Paz, trato de leer cada ola que el mar me regala y poner lo mejor de mí para mi satisfacción. Y lleno de alegría la trato de expresar con buenas acciones a la sociedad. Todos aprendemos de todos, y la Naturaleza es nuestra mejor maestra.
Think about Nothing..!¡

 

Mi primera vez con el SURF por Nicolás Sancho.

Gente, primero les cuento que a pesar no nunca haber bajado una ola, sigo insistiendo. Pero lo que les quiero contar es mi experiencia la primera vez que me metí al mar con una tabla y me cambio la vida para siempre, y ahora les cuento… Un buen día decidí incursionar en este deporte del que tanto me hablaba mi viejo (el lo practicaba con una tabla que se FABRICO un verano en Miramar), y me fascinó, pero las vueltas de la vida me obligaron a posponerlo hasta los 20 años, cuando por fin me compre una tabla en brasil. Cuando finalmente tuve la oportunidad de estrenar mi flamante tabla brasilera en Villa Gesell, sufrí mucho, pero mucho de posta, remaba las olas, y estas se me escapaban; pase frío (era octubre, ya se no hace tanto frió, pero lo pase) pero seguie insistiendo esa tarde, hasta que quede agotado, pero muy mal, en ese momento, después de luchar contra el mar para poder pasar la rompiente y llegar al lugar exacto, las malditas olas me pasaban de largo. Ya estaba frustrado, pensaba que esto no era para mi, pero me moría de ganas de bajar una ola, cueste lo que cueste, y en ese momento me di cuenta de algo, era el mar el que no me dejaba domarlo porque yo estaba luchando contra él, entonces admití que debía cambiar mi actitud y simplemente disfrutarlo, y la pase bien, pero muy bien. Fue en ese momento en que me sentí que realmente estoy surfeando, que surfear no es bajar una ola, sino simplemente conectarse con el mar, sentirlo. Espero que me entiendan. Hoy sigo insistiendo, pero no me pongo en contra del mar, simplemente siento que me tengo que merecer bajar una ola y el es quien decide. Lo único que espero con esto es que la gente que este empezando siga adelante y los que ya están en carrera nos tengan paciencia, simplemente queremos disfrutar del mar como ellos.

Solo un Surfista sabe lo que se siente. por Ezequiel Martinez Varela.

El mar estuvo antes que la tierra fuera poblada por hombres. Dicen que la vida surgió a partir del mar. Pienso que el mar creó la vida y así a los hombres para que podamos disfrutarlo con su gran inmensidad así como respetarlo. Aunque muchos no sepan interpretarlo de esa manera o solo les signifique un simple recurso económico (agotable por cierto). Lo que estoy 100% seguro y creo que tengo razón, es que la vida para todo aquel que corrió una ola no es la misma que antes. Creo que cada surfista siente la fuerza que el mar posee, la energía que tiene para darnos se cuela através de los poros cuando entras en él, levantas la mirada y ves el horizonte una línea imaginaria hasta donde llega nuestra vista. Pero sabemos que el mar no es solo ese que podemos ve, sino que es mucho más... Surge un escalofrío que te llega desde los pies hasta la cabeza, no se si a todos les pasa lo mismo solo se que es lo que siento cuando yo entro al mar, me siento vivo de nuevo...

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